El tema surgió de una pregunta inocente de un colega acucioso y bien informado durante una charla ajena a lo que nos aflige estos días. "¿Recuerdas, me preguntó, cuál fue el último país que presidió al Grupo 77+China?".
La verdad, el dato poco importa. Importan los planes de cooperación entre países en desarrollo que pueda eventualmente aprobar, sobre todo de comercio. Importa sólo porque con sus 130 miembros tiene un cierto peso específico en las resoluciones de Naciones Unidas. Su presidencia es rotativa por eso. Hasta ahora los presidieron 44 países. A Bolivia le correspondía ya en 1990. Pero desde su creación, en 1964, se reunió siempre en Nueva York, en la sede de la ONU, que no tiene que hacer gasto alguno para recibirlo.
Y entonces, ¿qué le deja al país, además de dos días de pantalla, gastar tanto de lo mucho que necesita en estos tiempos difíciles el traer la reunión a nuestro territorio?. Por cierto, invertir en infraestructura será útil para Santa Cruz. Pero... por ejemplo, ¿cuándo más, después de la reunión, la plataforma de parqueo de Viru Viru albergará tantos aviones como los que permitirá su ampliación?. Todo es cuestión de prioridades y necesidades. ¿Qué es importante, urgente y prioritario para el país?.
Desde el sentido común, simplemente, si se tiene que comprar helicópteros, es sin duda más importante que sea para auxiliar a la gente que sobrevive hoy con el agua al cuello que para garantizarles dos días de seguridad a los visitantes. Cuando hay más de 60 muertos, más necesario y prioritario que alquilar vehículos de lujo blindados para recibirlos, por ilustres que sean, es alimentar, curar y vestir a los miles de compatriotas nuestros sin casa, ropa ni medios de subsistencia y recuperar miles de hectáreas de cultivo y de cabezas de ganado perdidas.
Desde la óptica política, en cambio, lo urgente y prioritario parece ser más bien la necesidad de satisfacer proyectos de imagen electoral en tiempos de proselitismo. Incluso porque ningún país cometió el error, para usar un eufemismo, de incurrir en semejante gasto sólo para dos días de fanfarria inútil. Y la señal negativa se hace más clara cuando entre los afanes para organizar el carnaval se demora la declaratoria de desastre nacional en el Beni hasta obligar a sus gentes a conminar al gobierno a declararla, de una buena vez.
Pero como no todo lo malo es por culpa de las lluvias, habría que preocuparse, también de estudiar cómo influye la construcción de dos grandes represas hidroeléctricas en Brasil sobre el cambio climático y el correr de las aguas que van al Amazonas y están inundando el Beni.
Por cierto, el último país que presidió al G-77 fue Islas Fiji, de las que sólo sé que tiene playas paradisíacas en el sur del Pacífico, al que no tenemos acceso.
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