No se trata sólo de mencionar la agenda pendiente de tratamiento con Chile y que se estableció en la primera gestión de Michelle Bachelet, que contenía 13 puntos, incluyendo el tema de la reivindicación marítima, pero también otros asuntos que no han sido solucionados como el caso del Río Lauca y su desvío además del uso irregular por parte de Chile de las aguas del manantial boliviano en el Silala.
Después del fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya, se han reactivado algunos temas pendientes en materia de negociación marítima entre los países involucrados en la disputa jurídica, caso de Perú y Chile, y la relación de estos con el tercer vecino que es Bolivia, país que sustenta otro juicio en La Haya contra Chile y al que podrían añadirse otras dos demandas que se relacionan con temas pendientes de bastante tiempo atrás.
En las relaciones con el Perú las cosas tienen otra dimensión y en Bolivia se espera la aprobación por parte del congreso peruano del Protocolo de Ilo, con lo que se consolidará de manera oficial la cesión de una salida al mar para Bolivia, por un periodo de 99 años.
A propósito de este asunto, los dos gobiernos se muestran interesados en la profundización de sus relaciones, al punto que el mandatario boliviano asegura que aceptó una invitación para visitar en Lima a su colega Ollanta Humala con quien suscribirán acuerdos comerciales importantes.
En el Perú se habla oficialmente de impulsar la construcción de una carretera de primera clase entre Tacna – Collpa y La Paz. El desarrollo de ese proyecto de 209 kilómetros significará al Perú una inversión mayor a los 147 millones de dólares, prácticamente ya definidos para impulsar la iniciativa de “integración de Infraestructura Regional Sudamericana”.
El Gobierno boliviano está empeñado por su parte en la habilitación de un tramo ferroviario que igualmente facilitará la integración con el Perú, permitiendo el mayor uso de los puertos peruanos de Ilo y Matarani, consolidando otro corredor bioceánico que llegará al océano Atlántico, en un puerto brasileño.
Todos estos son asuntos pendientes en la “agenda marítima boliviana” que deben ser manejados con mucha responsabilidad por la diplomacia nacional, sin dejar nada pendiente, como sucede con la otra agenda de 13 puntos con Chile que se “congeló” en el gobierno que ya termina y que consigna fuera de la reivindicación marítima, los otros asuntos como el desvío de las aguas del Río Lauca y el uso indiscriminado de millones de litros de agua potable provenientes del manantial del Silala, ubicado en territorio boliviano.
Hay que recordar que el desvío arbitrario de las aguas del Río Lauca fue un acto condenable que se efectuó el año 1962 y que determinó la ruptura de relaciones diplomáticas por parte de Bolivia. Lo del Silala va más atrás en 1908 con una canalización artificial ejecutada por la empresa ferroviaria chilena de Antofagasta, precisamente para utilizar el líquido en sus máquinas y luego por la población civil de la zona.
El Gobierno de Bolivia no retirará la demanda ante La Haya como una condición que planteó Chile para entablar el diálogo, aspecto éste último que Bolivia puede activarlo, como una forma directa de tratamiento a su demanda contenida en la “agenda de los 13 puntos” que se espera sea el canal propicio para un buen arreglo bilateral.
Fuente: LA PATRIA
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