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Domingo 02 de febrero de 2014

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Cultural El Duende

EL MÚSICO QUE LLEVAMOS DENTRO

Teresa Laredo, Musicoterapia, Salud y Felicidad

02 feb 2014

Fuente: LA PATRIA

René Aguilera Fierro

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En la especialización, el hombre rescata el sonido, lo perfecciona y le da belleza, armonía que le da bienestar y mejor calidad de vida, ya Pitágoras le había dado número a la música. En la plenitud suprema de la exaltación, se prescinde del origen de la composición, sea música elaborada o al oído la música, consigue el mismo objetivo y destino: la expansión espiritual. La música de sosiego, de diversión o de apabullamiento cerebral, tiene su propio público, tiempo y gusto.

Teresa Laredo nació en la ciudad de Cochabamba, el 11 de febrero de 1939, desde muy pequeña sintió inclinación por la música, sus prácticas eran rigurosas, impuestas por sí misma, bailaba flamenco, con castañuelas, tocaba el xilófono, pero también practicaba danzas autóctonas bolivianas. A los once años de edad, la encontramos practicando con el piano de su tío Luis Laredo; a sus trece años, había leído el diario de Clara Schumann y las cartas de la joven Clara a Robert Schumann y Brahams. A los quince años, ofrece su primer recital en su tierra natal, poco tiempo después, se hace acreedora a una beca en Europa, viaja sola en un barco, de esta manera toca las playas de Italia siendo muy joven aún, pero aquellas tierras en adelante la acogerán con la ternura que bien se merecía, porque luego, Teresa Laredo, se lanzará a la conquista de aquellas tierras y posteriormente conseguirá su consagración bajo el cielo del viejo mundo. Actúa en los más renombrados teatros de arte de los cinco continentes, como en el “Conservatorio de música de Sídney (Australia, 1992) el Beethoven House (Alemania, 1996); concierto en el “Royal Festival Hall” (Inglaterra, 2002), así como en sencillos salones que le ofrecen ciudades y castillos. Esta actividad, le dio el placer de viajar, conocer y disfrutar de los aplausos, pero también supo del sabor de las lágrimas al perder a sus hijos o de la impotencia de su divorcio de cuatro años de matrimonio: cada nota musical sabe de sus dolencias, enfermedad y su lucha amparada en el placer, la bondad y pureza de la música, su curación es el milagro de la musicoterapia.

Los antepasados de Teresa Laredo, provienen de España, Granada y del país Vasco, su bisabuelo Rafael Moreno fue escritor y periodista, era amigo personal de Emilio Castelar, quien fuera Presidente de la Primera república española. Su madre, doña Alicia Aguayo, falleció en París (2003), su padre, don Humberto Laredo fallece en Cochabamba (1999), ambos descansan en su tierra natal. Ha sido galardonada en Italia con la medalla Ministerio delle pari opportunita’ (1997), asimismo, la UNESCO, le confirió la distinción “Cerro Rico de Potosí (1999), fue también declarada hija predilecta de Cochabamba (2000) y, otras tantas distinciones en Bolivia y el exterior. Teresa Laredo es amiga personal de grandes artistas de corte internacional y personalidades del mundo político y humanístico.

Teresa Laredo, ha logrado alcanzar con su arte la cúspide, gracias a que supo escalar el pedestal que le dejaron los gigantes de las letras y artes. Desde la cuna, aprendió el español y el quechua, aprendió a recitar poemas en su habla natal, luego, por traducción propia, puede decirlos en Francés u otros idiomas. Ha Grabado varios discos en el formato DVD y CD, como son “Impresiones de los Andes”, discos con música clásica de compositores bolivianos, como Palmero, Caba, Roncal, Ginastera, Sandi, Vizcarra Monje, Iporre Salinas, Sánchez Málaga, Gutiérrez Illanez y de la propia Teresa Laredo; entre otros trabajos discográficos, también ha publicado algunos libros.

Cada uno de sus libros, esencialmente “El Sonido, fuente de vida”, es una conducción a la vida plena, organizada por notas musicales. La artista, ha conseguido atrapar la belleza rutinaria y recrearla ante los ojos, oídos y sentidos de sus ocasionales pacientes con quienes interactúa, la capacidad seductora de la artista, los lleva “a un acto de conciencia armoniosa y, de salud”. En su libro “El sonido, fuente de vida”, nos dice “que las hondas vibratorias hacen su trabajo simultáneamente en varios niveles, el sonido actúa de manera multidimensional en lo físico, emocional, mental y espiritual, por tanto, su potencial de regeneración es ilimitado; debido a que la música es hermana de la alegría”. La propia autora está convencida de su vocación por despertar el respeto a la escucha, hasta llegar al silencio, silencio habitado, donde las vibraciones cesan, para elevarse junto al espíritu hasta el ámbito divino, donde existe un apaciguamiento y paz total.

Fuente: LA PATRIA
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