Pedro Querejazu Leyton (Sucre, Bolivia, 1949). Estudioso y crítico de arte. Miembro Correspondiente de la Academia de Artes de Buenos Aires (Argentina) y miembro de la Academia Boliviana de Historia
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Tercera de cuatro partes
A diferencia de otras vírgenes triangulares, como las clásicas Pomata, en que la atención se pone en la imagen y el resto es fondo oscuro y eventualmente un dosel y cortinajes rojos además del mantel del altar, la arquitectura que es de particular relevancia en las obras de Niño. Esto es evidente en las piezas hasta aquí descritas. Sin embargo, existe otro grupo de piezas de formato mediano y pequeño, en que la arquitectura no está presente.
Todas éstas son descubrimientos y atribuciones recientes. Me refiero aquí a cinco piezas que temática, técnica y formalmente están vinculadas con las dos piezas firmadas y las antes descritas. Además todas ellas se guardan en el Museo de la Casa Nacional de Moneda de Potosí. Esas piezas son:
Virgen del Rosario de Santo Domingo de Potosí, (Nº 0637), óleo sobre lienzo, de 82 x 60,5 cm. La imagen está representada sobre anda de plata rodeada de gran arco de plata. Viste túnica y manto azul con brocados pintados, rosones de cintas rojas, gargantillas de perlas, mientras que el Niño viste dalmática roja. El conjunto tiene un fondo de cortinaje rojo. A los pies, dos ángeles están sosteniendo el anda, igual que en las Sabayas firmadas. Las dos coronas, aureolas y adornos de los vestidos de la Virgen y el Niño tiene brocateado de oro, mientras que el anda es de brocateado de pan de plata. En las esquinas inferiores, en la capa original de la pintura de San Antonio de Padua y a la derecha un santo franciscano no identificado, cubierto por el repinte. La pieza ha sido muy intervenida, tanto para modificarla como para reparar daños. En algún momento, acaso el propio artista, modificó la pintura, ensanchando la capa de la imagen y pintando a Santo Domingo y a San Francisco de Asís. Después se ha intentado borrar estas intervenciones con una desacertada limpieza. La leyenda de esta pintura dice: “Verdadero Retrato de Ntrª Señora del Rosario del conuento de Predicadores en la Villa Ymperial de Potosí, Antonio Joseph… Sebastiana Bega y Arana… los a sus pies le piden,… soberana Señora su fauor, Año de 1723”.
Según Arzáns, citado por Chacón, tanto el arco de plata que rodea a la imagen como el anda que la sostiene, fueron estrenados en gran fiesta el 23 de diciembre de 1701.
Una segunda Virgen del Rosario con Santo Domingo de Guzmán y San Francisco de Asís (nº 0324), también es obra de Niño, obra óleo sobre lienzo, de 89 x 70 cm. La Virgen está sobre anda de plata rodeada de gran arco del mismo material. Esta pieza tiene brocateadas con oro las dos coronas, los dos soles, el bastón de mando de la virgen, los dos soles y las fimbrias del manto, además de las fajas del dosel de fondo, mientras que tiene brocateado con pan de plata todo el labrado del vestido de la Virgen. Esta pieza es posterior a las antes descritas, debe datar de hacia 1745, a partir de los cambios de moda en la vestimenta del Niño Jesús, realizada por el artista como réplica de la primera y probablemente a causa de su éxito. Como orfebre que era, Niño prestó mucha atención en esta obra a la representación de los elementos de plata, como el arco y las ondas. La primera publicación en que esta pieza aparece como de Luis Niño es de Wilson Mendieta, en 1998 y posteriormente en el catálogo de la exposición: “Potosí”, en Nueva York, en 1997.
Existe en el Museo de la Casa de la Moneda una pequeña pintada por ambos lados (Nº 0710), óleo sobre cobre, de 15 x 11,8 cm. El anverso representa el rostro o retrato de la Virgen de Sabaya, mientras que el reverso representa al Niño Jesús de la Virgen de Sabaya. Indudablemente esta pieza es también obra de Niño, pero posterior a las Sabayas firmadas. Hago esta afirmación con base al atuendo que viste el Niño Jesús: calzones cortos con medias rojas, casaca azul y sombrero tricornio, moda que es de mediados del siglo XVIII. Consecuentemente, esta pieza ha debido realizarse entre 1745 y 1750. Los rostros de la Virgen y del Niño son los mismos de las piezas firmadas, y en el caso de la cara de María la única variante está en el cuello de encaje, así como hay pequeñas variantes en la candela y la canastilla. En esta pieza los detalles de oro, como: joyas, coronas, canastilla, candela, bastón de mando y pendientes, están brocateados.
Otra pieza que representa también a la Virgen de Sabaya, (Nº 0487), óleo sobre lienzo, de 8 x 61 cm., es de la misma época de la pieza antes descrita pintada en cobre. Los detalles decorativos son exactamente iguales, incluyendo el atuendo del Niño. Las variantes están en la ropa de la Virgen que está íntegramente brocateada de oro, pero esta vez tiene elementos decorativos sobre pintados de estilo rococó, rocallas y ramilletes de pequeñas flores. En la parte superior tiene dos angelitos sosteniendo la corona y otros dos más bajos sostienen flores. A los costados, en medio de dos cartelas de rocalla, se representan dos milagros de la Virgen: el despeñado y el atacado por un toro. Estos milagros forman parte de milagros atribuidos a la Virgen de Copacabana, y que se han hecho extensivos a todas las imágenes relacionadas con Copacabana o Candelarias hechas por indios. Esta pieza ha sido muy intervenida y presenta varios repintes de hacia 1770, que cubren los milagros, cubrían los angelitos y sirven de base para unas inscripciones. Estas, en ambas esquinas inferiores, que están muy deterioradas, dicen: “El Ilº Sr. Dr Dn Juan Manuel de Moscoso y Peralta, dignissimo Opº del Cusco… con 4 días de Yndulgenªs a la Persona qe… resare vna aue MA delante de … Ymagen Y… el Yllimº Sr… Gregorio de Campos Dignisimo…”; “El Ylmº Dr Dn Francº A… n… de Herboso Dl..ª Arsobispo de la Plata…..”
Estas dos últimas piezas son prueba de cómo el artista se fue adaptando a los gustos y modas de la época, particularmente en La Plata, donde el estilo rococó hizo su aparición hacia 1740. En este sentido están documentados en torno a esa fecha los arreglos del púlpito y retablo de Santa Teresa y los púlpitos de la Catedral, que incorporan elementos decorativos Rococó.
Continuará
Fuente: LA PATRIA
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