Cuando se habla de “medidas para frenar el contrabando”, ya no se sabe de cuántas se trata y si las mismas se ejecutan y en qué proporción, porque la ilícita acción persiste y los mercados de las ciudades, además de bazares y galerías múltiples están saturadas de mercadería introducida ilegalmente.
Volvemos a referirnos a este tema tomando en cuenta una reciente declaración del ministro de economía y finanzas, Luis Arce Catacora, quien calcula que entre 500 y 600 millones de dólares es el valor de la mercadería que ingresa anualmente a nuestro país, reconociendo empero que ese valor puede ser muy superior, pero no tiene sustento estadístico.
Según el dignatario estatal, “en este gobierno es que se ha hecho mucho más que en otros para luchar contra el delito del contrabando”, dictando normativas, disponiendo el control de las Fuerzas Armadas en las fronteras y en acciones directas del COA en las rutas que transitan los contrabandistas.
Una apreciación de la autoridad señala que “el impacto del contrabando en el país es mayor respecto al narcotráfico, que es una variable marginal para la economía nacional”. Cuantificar tal relación realmente es impresionante, por lo mismo hay que entender que esta acción de centenares de implicados está socavando el aparato financiero nacional y poniendo en riesgo al sistema productivo legalmente establecido, el caso de la industria, en todos los subsectores que funciona, incluyendo la mediana y pequeña inversión para mantener fuentes de empleo y generar ingresos por la vía tributaria, como lo hace también el comercio lícitamente reconocido.
Se sabe que el contrabando sigue siendo un problema preocupante para el Gobierno por la cantidad de bienes que se introducen al país y se venden de manera abierta en calles y hasta en negocios específicamente instalados para mover ventas irregulares a través del siempre creciente comercio informal, que es otra lacra por su condición de abierta evasión tributaria.
El contrabando mueve millones de dólares, esto se observa por la cantidad de mercadería suntuaria que se transporta en enormes camiones, incluyendo modernos equipos electrodomésticos, artículos de la línea blanca, computadoras y celulares, telas de increíble variedad y también un rubro especial de bebidas y cigarrillos, es decir una gran variedad para consumo de la población.
Lo malo de todo es que el contrabando y el comercio informal no tributan y compiten abiertamente con la industria nacional, alteran el orden legal del comercio, ocasionan daño irreparable en las medianas, micro y pequeñas empresas y causan pérdidas directas a la economía del Estado, lo que es lo mismo le restan beneficios a la comunidad.
Otro dato impresionante es que el contrabando de ropa usada, no ha podido ser eliminado, al contrario se incrementó en el último tiempo con un movimiento mayor a los 160 millones de dólares, es un negocio ilegal de gran escala.
Por lo que se sabe este año se dispondrán medidas muy concretas para luchar abiertamente contra este flagelo, esperándose que de una vez las normas sean aplicadas como corresponde y las sanciones también, como una manera seria, responsable y decidida para defender el sistema productivo nacional y el comercio legal que languidecen por la permisibilidad de un negocio delictuoso.
El control fronterizo, la decidida tarea de la Aduana Nacional, la efectividad del COA y la voluntad política de remediar este mal pueden ser las medidas necesarias de las que mucho se habla y no se las aplica.
Fuente: LA PATRIA
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