Miercoles 29 de enero de 2014
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Pertenece al conocimiento ancestral de la humanidad el hecho de que las plantas son seres vivos con los que se puede hablar en pensamientos y palabras. Todo lo que se daba por hecho en los pueblos aborígenes la moderna industria agraria lo ha olvidado.
Esta trata a la fruta y a la verdura sin respeto alguno, como materia que se puede manipular genéticamente y tratar con insecticidas y pesticidas sin consideración alguna con la salud del consumidor.
Incluso la mayoría de los agricultores “ecológicos” o “biológicos” consideran la vida de las plantas sólo desde el punto de vista de la ciencia y la materia. La energía de vida y la comunicación entre el hombre y la naturaleza se dejan de lado, además corroemos los campos con las fuertes ureas provenientes del estiércol y con los abonos líquidos.
Las ricas y sanas ofertas de la naturaleza dan como resultado verdaderos manjares. La cocina vegetariana es refrescante, digestiva y sana. Con los muchos dones que la naturaleza nos regala, es fácil renunciar a la peligrosa carne.