Conductas preelectorales mostrarán las intenciones
29 ene 2014
Por: Armando Mariaca V.
Es innegable que conforme avanzamos vivir en democracia, el comportamiento de las fuerzas político-partidistas que intervendrán en las elecciones tienen que mostrar limpieza en sus campañas y mucho sentido de responsabilidad; de otro modo, se repetirán los hechos contrarios al bien común y que, en casos, han implicado propaganda contraria al candidato cuyas intenciones se pregona.
Todos los partidos políticos, pertenezcan a cualquier ideología, seguramente tienen convicciones muy firmes sobre lo que buscan de los electores y, en concordancia con ello, harán publicidad y propaganda acordes con normas muy claras sobre limpieza, respeto y responsabilidad; evitarán errores del pasado inmediato y mediato que estuvo lleno de insultos, ofensas y enrostramiento de faltas ciertas o ficticias a los contrarios.
Debe entenderse que todo proceso de elecciones es una convocatoria a quienes poseen conciencia de país y vocación de servicio y todo ello enraizado en valores y principios que, además, sustentan los partidos políticos a los que pertenecen. Las campañas electorales no deben mancharse con ofensas ni censuras a los contrarios ni ser objeto de buscar su fracaso puesto que no son enemigos sino rivales circunstanciales.
Para los partidos políticos, sus jefes y sus militantes, el país no puede ni debe ser el medio para rebajar a los demás ni lastimarlos ni buscar fracasos de los contrarios; debe ser la razón de todos y la misión de servirlo debe ocupar el primer sitio de las intenciones. El país no debe ser el medio para denostar el contrario ni buscar su desaparición ni que sea proscrito, así sea momentáneamente, de la política sana y bien intencionada que, además, debe ser propositiva, constructiva, honesta y responsable.
Quienes creen que “el partido” tiene que ser “arma contundente” contra los que se cree que son enemigos, viven equivocados; deben entender que son ciudadanos con los mismos derechos que sustenta el grupo al que pertenecen y que tienen las mismas obligaciones y responsabilidades; finalmente, que, ante la patria, nadie puede ser menospreciado, rechazado y menos menoscabada su dignidad porque piensa diferente, porque quiere el desarrollo y aplicación de medidas acordes con las necesidades del pueblo tal vez con métodos diferentes a los que quieren los contrarios pero con los mismos fines.
Cada partido debe actuar conforme a sus principios y valores que pregona y no ser arma contundente contra los contrarios o contra el pueblo al que no se respeta con el comportamiento de la “canalla” que pintarrajea, ensucia, insulta, descalifica a sus contrarios, evade el cumplimiento de la ley y hace ostentación de gastar dinero sin medida con tal de satisfacer sus instintos, sus celos, racismos u otros sentimientos contrarios que, en todo caso, son negativos e irresponsables.
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