La mentira, la amnesia “voluntaria” y la impunidad
23 ene 2014
Por: Marcelo Javier Gutiérrez López
En estos días vuelve a la palestra el tema de la corrupción. Consideramos fundamental que el gobierno de turno ponga énfasis en el tema de la lucha contra la corrupción para poder revertir su precaria aprobación en las encuestas.
Estamos de acuerdo, pero no sólo para ello, sino para que el país no se envilezca más.
Tenemos que hacer algo urgente para detener este flagelo que se encuentra ya institucionalizado.
Si aplicáramos el zoomorfismo a la corrupción en Bolivia, tendríamos un animal venenoso y destructor con tres extremidades: una que llamaremos “la mentira”; la segunda hermana y complemento de la anterior, que la conoceremos como “la amnesia voluntaria”; y la tercera, la más “contagiosa” y nociva de todas, a la cual denominaremos “la impunidad”.
LA MENTIRA: Definida como “la expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, se cree o se piensa”. La mentira es tan antigua como la humanidad. Es una actitud que colisiona frontalmente contra el conjunto de preceptos y normas morales que predican las diversas religiones en el mundo.
Si revisamos la Biblia, en la parte cuyos libros canónicos son comunes a cristianos y judíos, es decir el Antiguo Testamento, encontraremos, que en el Libro de los Proverbios se dice que entre las cosas que aborrece Dios está la lengua mentirosa y el testigo falso y calumniador.
En Bolivia, la mentira con el transcurso de los años ha llegado a convertirse en una institución. Se miente descaradamente en todos los niveles de nuestra sociedad y en el campo de la política, alcanza ya proporciones inimaginables.
LA AMNESIA “VOLUNTARIA”: La amnesia se define como la pérdida o debilidad notable de la memoria. Evidentemente cuando hablamos de la “amnesia voluntaria”, no estamos haciendo mención a ese estado patológico de la memoria. Nos estamos refiriendo en realidad a una forma más de mentir. Una argucia más en el mundo de la corrupción para tratar de eludir cargos y responsabilidades atribuidos.
Qué mejor ejemplo por sólo citar uno, ¿Dónde está el cuerpo de Marcelo Quiroga Santa Cruz? Escuchar a importantes personajes, empresarios, oficiales generales y otros, con esa especie de estribillo, “no recuerdo”, “no me acuerdo”, resultaba indignante.
Algo que también hemos escuchado en personajes de la diplomacia, que se dicen defensores de las causas nacionales.
LA IMPUNIDAD: Es “la falta de castigo”.
Sin lugar a dudas, esta tercera extremidad de la corrupción, representa el tentáculo más dañino del trípode porque es operativa y se aplica a cualquier delito o falta; y lo que es más grave, constituye el mejor caldo de cultivo para dicho flagelo. El mal ejemplo es el mejor aliciente para el aumento de la corrupción.
¿En Bolivia hemos hecho un culto y una carrera de la impunidad? ¿Somos el país que más practica la impunidad de América?
De una vez por todas erradiquemos el dicho, que más parece de Alí Babá, el célebre personaje de las Mil y una noches: “la plata llega sola”. Pongamos punto final a este gran drama boliviano y recordemos que quien roba al Estado, le está robando a todos los bolivianos.
Finalmente, “No basta destruir los abusos; es menester modificar las costumbres” y en ese campo, la ciudadanía tiene la última palabra. No más tolerancia con la corrupción. No seamos, por callar, cómplices de ella.
“La corrupción es una maldición que pesa sobre los gobiernos por mayoría” (Mahatma Gandhi).
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.