Si en algo están acertados los ideólogos del Movimiento Al Socialismo (MAS) es en establecer diferencias entre la república fundada el 6 de Agosto de 1825 y el Estado Plurinacional inaugurado el 22 de enero de 2006.
Pese a que fue la consecuencia de un proceso que incluyó a la guerra de los 16 años, la fundación de Bolivia no es algo que debería enorgullecernos. Como apunté hace dos semanas, este país se erigió como república independiente en una asamblea, denominada deliberante, a la que acudieron representantes de las clases mandantes, con prescindencia de indios y mestizos que, como hoy, constituían la mayoría poblacional. De los soldados de la independencia acudieron sólo tres, José Miguel Lanza, José Ballivián y el potosino Melchor Daza.
Aunque la idea de convocar a dicha asamblea fue de Sucre, la influencia que en ella tuvo el doctor Casimiro Olañeta está suficientemente demostrada. En el decreto del 9 de febrero, el mariscal puso condiciones que hacían elegibles sólo a integrantes de las clases mandantes y Olañeta se dio modos para introducir otras que permitieron que los elegidos sean los mandones afines a su causa.
El 22 de enero de 2006, la fecha considerada como la de la refundación de Bolivia, dio paso a otra asamblea fundacional, la constituyente, aquella que aprobó la nueva Carta Magna vigente desde febrero de 2009. Los masistas insisten en que la Constituyente tuvo una gran representación india (ellos prefieren utilizar el genérico “indígena”), al igual que la actual asamblea legislativa. Yo creo que sólo tuvimos y tenemos mestizos pero ese es tema para otro artículo.
Existen, por tanto, diferencias sustanciales entre las asambleas fundacionales de la historia de Bolivia pero el propósito que las alentó a todas es el mismo: la permanencia en el poder.
Cuando se instaló la Asamblea Deliberante de 1825, Casimiro Olañeta ya había tomado las riendas del poder. La conspiración que ejecutó genialmente en los últimos años de la guerra permitió la caída del último realista, su tío Pedro Antonio, y sólo restaba evitar que el territorio conocido entonces como Charcas sea anexado a Perú o Argentina, que reclamaban derechos sobre él. Por eso fue que la mayoría olañetista aprobó la fundación de Bolivia y permitió que su líder se consolide hasta más allá de 1825. Cuando Sucre se convirtió en un obstáculo para él, planificó su muerte y estalló el motín del 18 de abril de 1828.
Como la Asamblea Deliberante de 1825, la Constituyente de 2006 sesionó en Sucre pero aprobó la nueva Constitución en Oruro, luego de preaprobarla en un recinto militar y los enfrentamientos que causaron la muerte de tres personas y centenares de heridos. La Asamblea Constituyente tenía 255 integrantes y quienes aprobaron la nueva constitución fueron 164. Ningún opositor votó por ella.
Quizás el fondo del denominado “proceso de cambio” sea la transformación del país, refundación mediante, pero ahora es más que obvio que uno de sus objetivos principales es la permanencia en el poder. ¿Qué viene por delante? Yo apuesto a que la próxima Asamblea Legislativa Plurinacional posibilitará algún tipo de maniobra legal, quizás hasta una reforma, que posibilite que Evo Morales vuelva a candidatear en 2019. Es el estilo de Olañeta.
(*) Premio Nacional en Historia del Periodismo
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