El 21 de enero es un día de Gloria Nacional, porque un sector importante de la clase trabajadora del país, dio un paso trascendental en lo referente a la vinculación entre los departamentos bolivianos, constituyéndose en la base fundamental de la integración.
El Presidente Germán Busch Becerra, valorando el sacrificio patriótico de esa gente, sostuvo que con hombres como los ferroviarios, Bolivia será grande, expresión respetable de homenaje a los hermanos carrilanos, que en los tiempos más álgidos de nuestra historia, pusieron el hombro, trabajando sin retaceos en la extensión de las paralelas de acero, como vía principal para recorrer todo el girón patrio.
La contienda bélica del Océano Pacífico, sirvió de mucho para que nuestros gobernantes volcaran su mirada y recompongan el espíritu nacional después de la pérdida del Litoral.
En pleno siglo XX, se dio paso a la integración ferroviaria en forma mucho más enfática, al extremo de convertir a Bolivia en el centro de la interconexión transoceánica del Pacífico con el Atlántico.
Durante años y hasta nuestros días, cual si fueran soldados del progreso, los ferroviarios redoblan sus esfuerzos en el trabajo diario, convencidos de que Bolivia precisa de sus hijos para ser la Patria que todos ansiamos.
El transporte carrilano, económicamente es favorable tanto en llevar pasajeros y carga. En el primer caso, quien viaja en tren, tiene la particularidad de apreciar el paisaje boliviano, estación por estación, gozando de una confortabilidad aceptable.
En el segundo caso, llevar carga por medio del ferrocarril, significa cuadruplicar su transporte en mayor volumen, lo cual favorece especialmente en lo que a minerales y productos alimenticios se refiere, con relación al servicio por carretera.
Es oportuno demandar del Gobierno, una decidida cruzada para reponer la Empresa Nacional de Ferrocarriles, tanto en el tramo Cochabamba – Oruro, como parte del Ferrocarril Antofagasta – Bolivia y así llegar al Pacífico.
De igual manera, no se debe descuidar en hacer realidad el trayecto de Cochabamba – Aiquile – Santa Cruz, por ser el vínculo estratégico que nos permitirá, vía férrea, llegar al Océano Atlántico.
Nadie duda que el progreso de los pueblos se logra a través de las vías camineras, pero eso será mejor, si también se impulsa al Ferrocarril, como se lo hace en otros países sudamericanos y europeos, gracias a la nueva tecnología impuesta, lo que permite un rápido y mejor servicio.
Oruro, como el principal centro de aglutinación ferroviaria, debe recobrar ese sitial, contando con una infraestructura que permita recibir con fluidez a todos los servicios que lleguen de La Paz, Cochabamba, Uyuni, Tupiza, Villazón y desde otras regiones.
Bolivia, no puede quedar marginada de un proceso ferroviario internacional, viendo cómo países limítrofes dan pasos agigantados en la materia, por lo que ha llegado la hora de ponerse a trabajar en algo que nos beneficie. De no hacerlo, corremos el riesgo de quedar en la zaga de todo afán de progreso en el que están inmersos los pueblos de América Latina.
En lo sindical, la fuerza obrera ferroviaria, se constituyó en un firme sustento de la COB, ocupando sitial de privilegio sus representantes en la lucha por reivindicaciones sociales a favor de todos los trabajadores bolivianos, precautelando, ante todo, la independencia no política de la entidad matriz que aglutina además a mineros, fabriles, maestros, constructores, intelectuales de clase media y todos aquellos que cumplen su jornada laboral ocho horas diarias.
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