Esta fecha, 22 de enero, ha sido establecida por el Gobierno en ejercicio del poder central, como el Día del Estado Plurinacional, como una forma de reconocer la diversidad cultural, tradicional, el valor de las autonomías indígena originario campesinas y su perspectiva de autogobierno en una nueva dimensión de la organización territorial de la Bolivia del cambio.
La celebración, que además se considera como feriado nacional, coincide con el cumplimiento del cuarto año de la administración del Presidente Evo Morales, aunque en los hechos estamos a poco más de un año en el cumplimiento de la segunda gestión del partido oficialista.
La ocasión servirá para conocer un informe de gestión, que se transmitirá de principio a fin por todos los medios televisivos y radiofónicos del país, a través de medios pilotos de la estructura gubernamental. Ese informe dará pautas especiales sobre lo que se hizo en el año concluido días atrás y se conocerán los detalles del programa para el año en curso 2014, y que seguramente derivarán en la proyección ya definida hacia el 2025.
Muchas opiniones se han vertido en los últimos días a propósito de la fecha y la celebración de la instauración del Estado Plurinacional, que para la mayoría de los bolivianos, si bien consta en la nueva Constitución Política del Estado, CPE, no deja de seguir siendo parte de la integridad nacional de la República de Bolivia, que reconoce a su interior la plurinacionalidad existente.
El periodo que concluye en la administración de la cosa pública, pero también en el andamiaje político, ha dejado varios éxitos en el avance del sistema económico, con una millonaria reserva producto de los ahorros que efectúa el Estado y que dan solidez a la balanza financiera ante los organismos externos y los países que disponen créditos para impulsar el desarrollo nacional. Se considera un éxito de avance tecnológico el haber situado en órbita el satélite boliviano Tupac Katari, que nos coloca en igualdad de condiciones con países más adelantados económica y tecnológicamente.
Pero también se mencionan algunas debilidades que se mantienen y son parte de la sombra que le quita luz al limpio propósito de hacer una buena gestión, el problema está en la administración de la justicia que no ha podido superar sus problemas internos y sigue irradiando una imagen de inseguridad e inequidad en el tratamiento de causas que se siguen acumulando, manteniendo la retardación de justicia, además la situación ciudadana que se siente amenazada por la acción venal de los operadores de justicia.
Muchos analistas coinciden en señalar que se ha perdido mucho tiempo en la solución de problemas internos del Gobierno y los movimientos sociales, en lugar a abrir nuevas condiciones de acercamiento a otros sectores, como ha sucedido al comenzar el año en relaciones directas con el sector minero del país, aunque el hecho ha sido calificado por la oposición como una infracción a las disposiciones del Tribunal Superior Electoral, organismo que recién tendrá las reglas de juego eleccionarias, el próximo mes.
Se menciona que la política internacional se robustece con la presidencia del G-77 + China, como un logro de la proyección externa de nuestro país, aunque por otro lado queda la duda sobre cómo se desarrollarán las relaciones con Chile a partir de la toma del poder, otra vez, por Michelle Bachelet. En todo caso hay apuntes positivos y negativos, propios de una gestión gubernamental en la que todavía predomina, dicen los especialistas, un modelo centralista.
Fuente: LA PATRIA
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