La proximidad de los Carnavales y la urgencia de contar con recursos financieros para celebrarlos con entusiasmo y dignidad me llevaron a concertar otro encuentro clandestino con mi comadre Macacha que se llevó a cabo en el “Café de los Angelitos” situado en la Buenos Aires Avenue, a la vuelta del conocido motel “Devórame otra vez”.
La proximidad de ambos locales no le gustó a mi comadre cochabambina quien me miró con desconfianza cuando le pedí al mozo del Café que nos sirviera dos “airish cofis” (café irlandés), preguntando la cholita si la tal bebida era “afroasiática” cuando lo que quiso saber era si se trataba de una “bebida afrodisiaca”, extremo que negué rotundamente.
Entrando en materia expuse ante mi comadre las extrañas calenturas que sufro al acercarse el Carnaval y la inaguantable comezón en las plantas de mis pies acompañada de un incontrolable movimiento en mis piernas con ritmo ce cumbia. Sobre ese primer problema, mi comadre sólo atinó a aconsejarme duchas permanentes con agua fría y oraciones a la Virgen María y a mi Angel de la Guarda.
Cuando ingresé al asunto económico, mi comadre se hizo la sueca y comenzó a silbar a un lado, lo cual me obligó a decirle: “Hace dos días ha comenzado la campaña electoral para los candidatos a Gobernadores y Alcaldes, y quisiera ofrecer a todos ellos mis servicios para colaborarles y que puedan triunfar pues sé redactar discursos en pro de la extrema izquierda y también de la extrema derecha, como también fabricar slogans y lemas que puedan impactar en nuestro pueblo boliviano.
Mi comadre Macacha se hizo la desentendida y me preguntó acerca de mi experiencia al respecto. Cerré los ojos y tratando de recordar le conté que había trabajado como asesor de la campaña presidencial de la fórmula Guachalla-Francovich y que perdimos, que intervine también en las últimas elecciones de Diciembre como ayudante de mis amigos yatiris que asesoraron al presidente Evo y lograron un aplastante triunfo electoral.
La comadre Macacha que es más viva que las arañas se dio cuenta de mi inutilidad política para tratar de asesorar a los candidatos a Gobernadores y Alcaldes en su campaña que ya comenzó hace dos días y me pidió que no se metiera en asuntos políticos ni electorales porque no los entiendo y que ella me orientaría al respecto porque ella es una chola de verdad y conoce a todos los actores políticos del momento.
Convencido de que me iría muy mal realizando campañas electorales para los candidatos de Abril, quedé desolado y alcé mis ojos hacía los de mi comadre como diciéndole: “¿Y ahora qué podré hacer para enfrentar el desafío de los Carnavales?” La cholita cochabambina comprendió mi angustia y con su habitual generosidad me dijo: “Compadre, usted sabe que al morir mi marido le dije que si usted me acompañaba en un trance tan duro, nada le faltaría mientras yo viva, así que guarde este dinero que algún día me pagará”.
El “airish cofi” que le invité surtió su efecto.
PAULOVICH
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