Tanto los gobernantes cubanos como los comentaristas extranjeros de la realidad de la Isla tejen la teoría de que la economía y la política pueden marchar por rumbos distintos. No es posible preservar el carácter socialista del Estado sobre una base económica que marcha hacia el capitalismo.
Debido al largo aislamiento de la revolución y a la poderosa presión del imperialismo, la economía cubana se ha estancado condenando a los habitantes de la Isla a condiciones de vida lamentables. Como respuesta a esta situación, desde la subida al poder de Raúl Castro, se encuentra en un proceso de progresiva y lenta restauración de formas de propiedad y de producción capitalistas, primero, se ha abierto la posibilidad de que algunas actividades que antes estaban en manos del Estado, como el pequeño comercio, la peluquería, la confección de prendas de vestir en baja escala, etc., pasen a manos de cuentapropistas, todo con la finalidad de reducir los gastos del Estado que cada día se tornan en más asfixiantes, Como segundo paso, los gobernantes anuncian la necesidad de flexibilizar las condiciones para el comercio y para las inversiones privadas suprimiendo la vigencia de las dos monedas (una para el uso externo y otra para las transacciones locales). Todo con la finalidad de que la isla pueda incorporarse al mundo globalizado, con la esperanza de que la economía cubana crezca reflejándose en mejores condiciones de vida para sus habitantes.
Corroborando todo lo dicho, Raúl Castro en su discurso en ocasión de conmemorar uno de los episodios de la revolución cubana, ha sostenido que en la Isla se vive un proceso que busca lograr una "economía menos igualitaria" aunque "más justa". Los gobernantes cubanos se resisten a señalar que se trata de una restauración del capitalismo y pretenden mostrar al pueblo cubano y a la opinión internacional que se trata de una simple variante de la revolución que, sin embargo, no aleja al Estado de las principios de la revolución socialista, que no se ha abandonado el tránsito hacia la consolidación de la sociedad socialista en la Isla muchos comentaristas que presumen ser entendidos de la realidad cubana han señalado que la Isla está viviendo una experiencia particular donde la ideología y la economía marchan por rumbos diferentes. Señalan que, mientras el Estado cubano no abandona un milímetro su ideología marxista, la economía retorna al libre mercado capitalista todo por la necesidad de incorporarse al mundo globalizado.
¿Es posible esto? ¿Puede un Estado socialista sobrevivir asentado sobre una base económica capitalista? ¿Acaso la economía está separada de la política? Lenin decía que "la política es economía concentrada". Se debe asimilar la experiencia de todo lo que está pasando en la ex URSS y en la China, el proceso de restauración capitalista en la economía inmediatamente está cambiado la naturaleza de clase del Estado; Rusia, de Estado obrero degenerado, se está tornando en un Estado burgués con todas las taras de la decadencia capitalista. Este mismo proceso, con ligeras variantes, se está produciendo en la China. El estalinismo contrarrevolucionario que hace mucho tiempo ha capitulado ideológicamente frente al capitalismo rápidamente se transforma en bandas de delincuentes que abren el camino a la inversión privada y terminan expropiando importantes sectores de la economía que fueron el basamento material del Estado obrero.
Lamentablemente el gobierno cubano va a recorrer por el mismo camino que recorren los rusos y los chinos, el retorno a la economía de libre mercado capitalista va a transformar la naturaleza de clase del Estado, ahora atrapado por una camarilla estalinista que hace mucho tiempo ha abandonado los principios del materialismo dialéctico.
(*) Economista
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