Lunes 06 de enero de 2014
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Todos los años, en la estación de lluvias los problemas se hacen patentes por la falta de previsiones para mejorar los servicios de alcantarillado pluvial y tener en óptimas condiciones los sistemas de bombeo y expulsión de aguas, para que las mismas no retornen a las cloacas e inunden sectores de la ciudad.
El problema se agrava cuando se producen largas y fuertes tempestades, como una reciente de granizo que dejó obstruidos todos los sistemas de expulsión de aguas, afectando la circulación de personas y hasta de vehículos en la parte central de la ciudad.
Hay que imaginar lo que sucede en los barrios marginales, donde ni siquiera hay sistema de alcantarillado y las vías de tránsito de personas y movilidades es tan deficiente que se convierten en extensos barriales que deben ser sorteados con mucho sacrificio de los vecinos, especialmente de los niños y gente de la tercera edad.
Lo grave del asunto es que además de las penurias de trasladarse de un lugar a otro en la ciudad, muchas viviendas resultan inundadas ocasionando una serie de problemas y perjuicios a sus moradores que deben acudir a la ayuda de servicios de emergencia y la solidaridad vecinal para conjurar los grandes daños que provocan las contingencias climáticas por falta de previsión de los propios vecinos y de las autoridades, en ambos casos movilizándose cuando se presentan los problemas y no antes, cuando deberían efectuarse trabajos de rellenado de vías, apertura de zanjas de desagüe y mejoramiento de vías.
Fuente: LA PATRIA
