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Domingo 05 de enero de 2014

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Cultural El Duende

EL MÚSICO QUE LLEVAMOS DENTRO

La Ópera de Villalpando

05 ene 2014

Fuente: LA PATRIA

Blanca Wiethüchter y Carlos Rosso

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Segunda parte

El preludio se construye sobre los dos leitmotiv más importantes de la ópera: la del drama propiamente tal y la melodía del Machaypuytu. Esta última se convierte a lo largo de la ópera en un eslabón obsesivo que encadena toda la obra. Si por una parte puede ser entendida como la presencia reiterada del espíritu indígena, es sobre todo la idea de resurrección que tercamente mestiza al cura y que puede liberarlo del cerco que le propone la muerte de María. En ese sentido se trata de una formalización de la obsesión amorosa que acosa al sacerdote por resucitar a su amada. La melodía se presenta en un principio muy someramente y de manera fragmentaria; va creciendo a medida que el cura va enloqueciendo hasta adquirir su forma más perfecta y completa tocada en el hueso de la tibia de María, es decir en este caso, en una quena de hueso.

Para la organización de los personajes, Villalpando adopta un principio muy particular. Las instituciones tales como la cárcel y el ajusticiamiento en el primer acto (principio valido luego para el segundo y tercero) son tratados musicalmente a la manera contemporánea en la medida en que están fuera del tiempo. En tanto que los personajes perecederos y mortales son tratados dentro de los marcos tradicionales. Y aquí tradición significa para fines compositivos la época en la que se supone que vivieron. De esta manera, al lado de la que podría decirse “rancia” canción española cantada por el bigardo, La hermosa Catalina, el carcelero –quien no es considerado para estos fines personaje sino función– está sujeto a los acordes disonantes. Una y otra atmósfera están separadas por un vibráfono encargado del tránsito. Este mismo principio puede reconocerse durante el ajusticiamiento, cuando el coro entona “sembrador de bastardos” considerado por el maestro un juicio bíblico. Consecuentemente el tratamiento es actual.

Ahora bien, pienso que en la ópera de Villalpando, la leyenda puede ser entendida, sin forzar demasiado, como una especie de mito de origen indígena fraguado durante la colonia para hacer posible su sobrevivencia, dado el terrible cambio que significaba para ellos su nueva situación colonial. Y los excesos relatados no son sino la acumulación necesaria para transmutar – no será la única transmutación en esta ópera– ese nuevo estado social a la que se ven sometidos cultural y socialmente. Este “demás” connota pues la pérdida de los bordes interiores que dan la pauta de un orden social y hacen necesario el desborde para fundar otra cosa. Este desborde es enfrentado por Villalpando con otro “desborde” por decirlo así y subyace a otro principio compositivo de la ópera, tal vez el más importante. Se inscribe en la libertad, lo que simplemente puede parecer un decir, pero no lo es, pues se ordena, paradójicamente si se quiere, en lo que podemos llamar un proceso de transculturación, como un complejo proceso de diferenciación e integración de nuestra cultura. Este proceso según Fernando Ortiz implica “la pérdida o el desarraigo de una cultura precedente, lo que pudiera decirse una desculturación, y, además significa la consiguiente creación de nuevos fenómenos culturales que pueden nominarse neoculturación. En conjunto el problema es una transculturación…”

Esta conversión, pienso debe valorarse como una trasmutación y no simplemente como un trabajo de síntesis, pues obra más bien sobre una confluencia de heterogeneidades que instauran una nueva dimensión, un nuevo sentido. En palabras de Lezama Lima se registra un “Horno transmutativo de la asimilación”.

En el caso de Villalpando se trata no de la incorporación (concepto tan utilizado por Lezama) de lo andino a lo occidental sino de una conversión y por lo mismo a la inversa, de lo occidental a lo andino. En esa medida confluye lo heterogéneo formando una nueva dimensión que paradójicamente “no se resuelve en un caos sino en un nuevo mundo”.

Fuente: LA PATRIA
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