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Domingo 05 de enero de 2014

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Cultural El Duende

Luis Niño, el famoso desconocido

05 ene 2014

Pedro Querejazu Leyton (Sucre, Bolivia, 1949). Estudioso y crítico de arte. Miembro Correspondiente de la Academia de Artes de Buenos Aires (Argentina) y miembro de la Academia Boliviana de Historia

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Primera de cuatro partes

Introducción

La crónica “Historia de la Villa Imperial” de Potosí, de Arzáns es una de las referencias documentales más precisas que se conocen sobre el pasado potosino y del arte allí producido. El hecho de que en esa crónica, en la adenda realizada por Diego Arzáns, se describa a un artista local, comparándolo con los más famosos pintores de la Grecia antigua; Xeucis, Apeles y Timantes, es un indicador sorprendente, aun considerando la tendencia de los potosinos a magnificar sus logros y su pasado. Se dice también que sus obras fueron enviadas a Lima y Buenos Aires con el contento general. Las referencias de Arzans sobre este afamado artista han sido transcritas por Mesa y Gisbert, en sus libros “Holguín” 1977 y “Escultural virreinal en Bolivia” 1972, y por Mario Chacón, en su obra “Arte virreinal en Potosí”, 1973.

El artista

Se trata de Luis Niño, indio, hispanohablante, oriundo de Potosí, pintor, escultor y orfebre, famoso en su época pero casi totalmente desconocido por nosotros en la actualidad. De un artista de tal relevancia tan solo se conocen, desde hace algún tiempo, dos pinturas firmadas. Dado que recientemente se ha descubierto: un retablo firmado y hay algunas obras que se pueden atribuir a su mano y otras a su círculo inmediato, parece oportuno hacer un análisis de la situación, un recuento de las obras seguras y probables y tratar de comprender las características y magnitud de la obra que dio origen a tal fama.

Luis Niño orfebre

Es Chacón quien ha analizado la probable producción del artista, con base al testimonio de Arzáns. Según eso, la única pieza que, por ahora, puede atribuirse al artista es la Custodia Mayor de la Catedral de La Plata (Sucre), que se exhibe en el Museo de Arte Sacro de dicha Catedral. La custodia en cuestión es ciertamente una de las piezas más refinadas y logradas de la orfebrería colonial del país y amerita un estudio por sí sola.

Luis Niño escultor

Las referencias de la crónica y una de sus pinturas firmadas definen este artista como escultor. No se ha podido identificar documentalmente ninguna obra escultórica realizada por él. Sin embargo, me atrevo a considerar como obra de Niño la imagen de la “Virgen de la Candelaria” del retablo mayor de la iglesia del pueblo de Sabaya, ubicado al pie del volcán Sabaya, en el departamento de Oruro, que es la que reproducen las dos pinturas de la Virgen de Sabaya, del propio artista.

Precisamente el hecho que dos pinturas representen a la misma imagen, y que una de las pinturas esté firmada como escultor, da pie para establecer la relación de autoría entre la imagen escultórica y las pinturas.

Por la fotografía tomada por Teresa Gisbert se puede ver que se trata en realidad de un conjunto escultórico compuesto tanto por la imagen de la Virgen con el Niño, como por los angelitos que acompañan la escena (que las dos pinturas muestran a los pies, a los costados y en la parte superior). Niño ha tratado a la imagen de la misma manera que lo hiciera Francisco Tito Yupanqui, tomando también como modelo la imagen del Rosario de Santo Domingo de Potosí. Es claramente apreciable el enorme parentesco formal y en la tipología de las caras de María y el Niño Jesús, entre la virgen de Copacabana de Tito Yupanqui y la de Sabaya de Niño. Una de las mayores diferencias radica en que la Virgen de Sabaya mira al frente mientras que la de Copacabana mira ligeramente hacia abajo. Este aspecto es fundamental para la diferenciación iconográfica de ambas advocaciones representadas en pintura, durante los siglos XVIII y XIX.

Dada la precisión con que Niño representó los detalles de la imagen, los ángeles y el retablo en ambas pinturas, cabe incluso pensar que el artista estuvo en Sabaya para entregar la imagen.

Las dos pinturas son testimonio del conocimiento preciso que el artista tenía de la imagen de dicho retablo, incluyendo el atuendo con que se la entronizó. Es preciso considerar que la pintura constituía, en esa época, el máximo registro documental visual. Esto no excluye, por otra parte, que el artista hiciera, a través de las pinturas demostración de su producción como escultor, lo cual explicaría una de las firmas.

El hecho de que el tema de la imagen en cuestión sea una candelaria, cuyo símbolo es el fuego, no es casual, dada la vecindad del volcán Sabaya y el sincretismo cultural y religioso vigente en ese momento. En mi opinión esta candelaria repetía en el siglo XVIII el mito de la “Virgen de Copacabana”, de Tito Yupanqui, respecto al lago Titicaca. A esto se añade la devoción decimonónica de la “Virgen del Socavón” de Oruro, que también es una candelaria.

Si bien es cierto que las dos pinturas tienen un letrero en que se indica que la imagen es una de las mandadas por Carlos V, hay que tener en cuenta que en el mundo andino todos los elementos de carácter mítico se remiten a dicho Emperador.

Leyendo entre líneas, es preciso considerar que, Niño ha tomado como modelo para su Candelaria de Sabaya una imagen española del siglo XVI, como es la Virgen del Rosario, de Santo Domingo de Potosí que es de factura española, y que ya estaba en Potosí antes de 1580, del mismo modo que hiciera Tito Yupanqui en 1580 con la Virgen de Copacabana.

Otro aspecto de su labor de escultor es la de entallador, pues, Luis Niño también ha ejecutado por lo menos un retablo. Teresa Gisbert ha identificado una firmado por el artista.

Continuará

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