Sindicato de Colectivos LXII años de labor incomprendida
04 ene 2014
Por: Valentín Bernabé Moya
El transporte público urbano de pasajeros en Oruro, ha pasado por varias etapas, conforme avanza el tiempo y la tecnología automotriz; en primera instancia, ha recibido algunos denominativos, como: “Gondoleros” o “Chaucheros” por el transporte masivo de personas que manejaban en esa época; éste transporte ha sido parte importante fundamental del desarrollo y progreso de la ciudad, a través de sus diferentes actividades integracionistas, atendiendo las necesidad de los usuarios; no ha sido por azar del destino, sino el producto de la larga trayectoria, como servicio de transporte masivo.
Ya en el desarrollo del trabajo, vio la necesidad de agruparse en una organización, para mejorar sus condiciones de vida y trabajo; antes de la fundación, ya prestaban servicios en el transporte de pasajeros desde el año 1944. El 4 de enero de 1952, nace legalmente como: Asociación de Colectiveros, con 4 líneas de colectivos, 1 Rojos, 2 Verdes, 3 Amarillos y 4 Capachos y Obrajes.
El primer directorio, fue integrado: como Presidente, Hilarión Murillo: secretario de Actas y Correspondencia, Emilio Melendres; Tesorero, Vicente García; inspectores técnicos: Teodosio Terán, Ricardo Durán y Máximo Guzmán; todos fallecidos.
A lo largo de su historia, el Sindicato de Colectiveros sufrió una serie de arremetidas, de parte del gobiernos de turno y de algunos malos ciudadanos, que con el propósito de destruirlo, gestaban de forma interna y externa; como ejemplo, nos remontamos al año 1984, cuando predominaba la prepotencia sindical en Oruro, que en forma cobarde y vilmente, se atropelló al transporte orureño, particularmente al Sindicato de Colectiveros, al haberse incautado 22 vehículos, entre colectiveros, micros que fueron trasladados a la mina San José, donde fueron desmantelados.
Como consecuencia de este atropello, más de 60 socios se vieron obligados a abandonar Oruro y migrar a otras ciudades, porque no existían garantías para trabajar. Posteriormente y a consecuencia de aprobación del Decreto de Transporte Libre, se produce una desorganización que provoca intranquilidad en el transporte organizado, que ve avasalladas sus áreas de trabajo con la creación de la Empresa Nacional de Transporte ENTA, un elefante blanco para el país, que benefició a algunos políticos de turno. Internamente también sufrió división por el abandono de un sector, provocando el debilitamiento de su potencialidad institucional.
Pese a todas esta arremetidas, los colectiveros de Oruro se mantuvieron de pie, porque es un pilar fundamental en el proceso de desarrollo, que además, participa directamente en la problemática del crecimiento económico y social de Oruro, que vincula los diferentes barrios de la ciudad, posibilita la actividad comercial y el transporte de los trabajadores, escolares, universitarios y ciudadanía en general.
Todo este trabajo, nunca fue comprendido por las autoridades y usuarios, por lo que actualmente viene atravesando una serie de dificultades, particularmente económicas, por la imposición de ordenanzas municipales que atentan su trabajo, además de que la Gobernación y el Municipio, no cumplen las obligaciones contraídas del mantenimiento de las calles de la ciudad por donde están fijadas las rutas del autotransporte, principalmente en las periféricas, donde la población de bajos recursos sufre los mayores avatares para trasladarse a un punto a otro, al margen de que aplican pago de tributos desproporcionales.
El tráfico vehicular, se ha convertido en un verdadero caos, debido al crecimiento del parque automotor de Oruro, que ha generado las últimas nacionalizaciones de motorizados; el asentamiento de comerciantes en aceras y calzadas convertidos en puestos de venta, provocando que los peatones, tengan que transitar por la media calle, con grave peligro para la seguridad ciudadana; a esto se agrega, la serie de arbitrariedades que aplican algunos subalternos de la Policía Nacional, referidos particularmente a los llamados cobros y exacciones de dinero por simples faltas.
Por éstas y muchas consideraciones, creemos que llegó la hora de pedir respeto a la dignidad del Sindicato de Colectiveros, Micros y Minibuses de Oruro, de parte de las autoridades departamentales, al constituirse en una organización decana con 62 años de vida.
(*) Director Revista Transportes
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