Lunes 30 de diciembre de 2013
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Editorial y opiniones
El sistema de consultorías: La forma más moderna y vergonzosa de explotación laboral
30 dic 2013
Por: Adhemar Ávalos Ortiz
Brillantes pensadores de los siglos XIX y XX trabajaron el tema siempre candente de la explotación del trabajo asalariado a partir de realidades que configuraban el todo de una época, la del nacimiento y desarrollo del capitalismo en su vertiente primaria, la de la burguesía y el proletariado. Así surgió y se desarrolló la teoría de las clases sociales, prácticamente lineal, aunque no en sus principios fundacionales. En esta línea, el obrero fabril se convirtió en el nudo de la transformación social, y tenía sentido ideológico y práctico su aporte central a la constitución de la plusvalía, o sea el valor no apropiado por él mismo de su trabajo. En jornadas de 15 o 16 horas era el capitalista el que se adueñaba de gran parte de su sacrificio. Por ello, sus afanes liberadores se traducían en valor monetario. Así, adular al obrero tenía un sentido histórico y su transformación se hacía viable.
Hoy no es posible, por mucho que se quisiera, tratar los hechos de la misma manera. El proletariado que estudió Marx ha muerto en la vorágine de sus luchas no siempre revolucionarias. En Bolivia, su conciencia de transformación social se hizo trizas en 1982-1983 a partir de sus afanes prebendales, amamantados por su sometimiento a la angurria salarial y al mito de la “autogestión obrera”. Los partidos que lo representaban no supieron interpretar el momento revolucionario, renunciaron a la lucha armada en 1980 y posibilitaron el reformismo izquierdizante con Hernán Siles Zuazo, ineficiente y traidor, y el advenimiento del neoliberalismo de Paz Estenssoro en 1985. La relocalización solamente implicó la firma legal de la muerte de un tipo de proletariado que se hundió en sus indecisiones a las que había estado acostumbrado desde sus orígenes: jugar a la Revolución, pero no acercarse a ella y superarla con el método de la violencia definitoria, en realidad el Che Guevara fue la víctima fundamental de su falta de decisión física. En el discurso la llamada clase obrera siempre estuvo a la vanguardia de las luchas sociales de Bolivia. En los hechos fundamentales no.