Un nuevo tema que nos interpela es “la globalización de la indiferencia” que resulta ser una verdad de nuestro tiempo y ha sido puesta en el tintero por el Papa Francisco en su primer mensaje para la 47 Jornada Mundial de la Paz que se celebrará el 1 de enero de 2014, donde el Sumo Pontífice de la Iglesia Católica tendrá participación especial para hablar sobre la fraternidad y la paz.
El mensaje del Obispo de la Diócesis de Roma, el Papa Francisco, titula “la fraternidad, fundamento y camino para la paz”, recogiendo seis frases como atributos de la fraternidad que defiende para que todos los bautizados vivamos una verdadera y auténtica fraternidad. Interpela sobre la fraternidad como fundamento y camino para la paz, la fraternidad como premisa para vencer la pobreza, el redescubrimiento de la fraternidad en la economía, la fraternidad extingue la guerra, que se complementa con, la corrupción y el crimen organizado se oponen a la fraternidad y la fraternidad ayuda a proteger y a cultivar la naturaleza.
El tema de la fraternidad es magistral, porque es la amistad o afecto entre hermanos o entre quienes se tratan como tales; permitiendo que su característica principal se base en la trilogía del amor, caridad y respeto, como virtudes teologales que promociona y hasta alecciona la Iglesia para sus adeptos y para todos quienes quieren vivir como hijos de Dios.
En este tiempo especial de la Natividad de Jesucristo y la llegada del Año Nuevo es importante asumir el desafío del Vicario de Cristo, quien nos dice que: “el corazón de todo hombre y de toda mujer alberga en su interior el deseo de una vida plena, de la que forma parte un anhelo indeleble de fraternidad, que nos invita a la comunión con los otros, en los que encontramos no enemigos o contrincantes, sino hermanos a los que acoger y querer”.
Esa comunión a la que hace referencia el Pontífice no es otra cosa que vivir en común unión, ser cada vez más hermanos, más unidos y propalar el amor los unos a los otros, siguiendo las enseñanzas de Cristo que vino al mundo para redimirnos del pecado y pregonar el gran amor que nos profesa su Padre que nos hizo a su imagen y semejanza, lo que demuestra que la fraternidad es un don divino que se conjuga con el verbo del amor y el respeto.
La fraternidad se califica además como una dimensión esencial del hombre, que es un ser relacional cuya viva conciencia de este carácter relacional nos lleva a ver y a tratar a cada persona como una verdadera hermana y un verdadero hermano -según el mensaje del Papa Francisco- donde afirma que es imposible la construcción de una sociedad justa, de una paz estable y duradera, sin fraternidad.
Francisco dice que “es necesario recordar que normalmente la fraternidad se empieza a aprender en el seno de la familia, gracias a las responsabilidades complementarias de cada uno de sus miembros, en particular del padre y de la madre”. Sitúa a la familia como la fuente de toda fraternidad, y por eso es también el fundamento y el camino primordial para la paz, pues, por vocación, debería contagiar al mundo con su amor.
El mensaje refiere el número cada vez mayor de interdependencias y de comunicaciones que se entrecruzan en nuestro planeta que hace más palpable la conciencia de que todas las naciones de la tierra forman una unidad y comparten un destino común -dice- en los dinamismos de la historia, a pesar de la diversidad de etnias, sociedades y culturas, vemos sembrada la vocación de formar una comunidad compuesta de hermanos que se acogen recíprocamente y se preocupan los unos de los otros.
El papa Francisco asegura que vivimos a menudo los hechos, en un mundo caracterizado por la "globalización de la indiferencia", que poco a poco nos "habitúa" al sufrimiento del otro, cerrándonos en nosotros mismos, hechos que contradicen y desmienten esa vocación, porque en muchas partes continuamente se lesionan gravemente los derechos humanos fundamentales, sobre todo el derecho a la vida y a la libertad religiosa.
Condena también el trágico fenómeno de la trata de seres humanos, con cuya vida y desesperación especulan personas sin escrúpulos, lo que representa un ejemplo inquietante; cuestiona las guerras hechas de enfrentamientos armados que se suman a otras guerras menos visibles, pero no menos crueles, que se combaten en el campo económico y financiero con medios igualmente destructivos de vidas, de familias y de empresas.
Francisco en definitiva ratifica la posición asumida por el Papa Benedicto XVI, quien aseguró que la globalización nos acerca a los demás, pero no nos hace hermanos, cuando se refirió a las numerosas situaciones de desigualdad, de pobreza y de injusticia que revelan no sólo una profunda falta de fraternidad, sino también la ausencia de una cultura de la solidaridad.
El Papa Francisco en su mensaje hace énfasis sobre las nuevas ideologías, caracterizadas por un difuso individualismo, egocentrismo y consumismo materialista que debilitan los lazos sociales, fomentando esa mentalidad del "descarte", que lleva al desprecio y al abandono de los más débiles, de cuantos son considerados "inútiles". Así la convivencia humana se parece cada vez más a un mero do ut des pragmático y egoísta. Ojalá que nuestra sociedad cambie y que el próximo año 2014 podamos vivir una auténtica fraternidad, en unidad, paz y amor para no caer en la globalización de la indiferencia.
(*) Periodista
lapalabraencarnada@bolivia.com
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