Resulta que por esas cosas de la macro economía y la presión internacional de precios a que se somete a países en proceso de desarrollo, ahora hasta los productos de exportación encarecen para el consumo interno en una clara contradicción con ciertas normativas que pretenden incentivar por ejemplo el consumo de la quinua en los hogares bolivianos.
A propósito del despropósito que aludimos, durante la gestión que se denominó “El Año Internacional de la Quinua” y en un simposio sobre la materia, se estableció que el consumo del producto en el ámbito nacional y de manera especial en el local es mínimo y que un gran porcentaje del nutritivo grano es exportado directamente en vista de que los requerimientos internos son bajos y lo poco que se asigna a este rubro es más que suficiente para cubrir esa demanda interna.
Analizadas algunas contingencias sobre ese fenómeno de tener de manera directa el famoso grano de oro en la casa y no aprovecharlo, resulta un hecho llamativo que sin embargo tiene una respuesta considerada elemental, ya que mucha gente consultada señala que la quinua hasta hace algún tiempo producto de uso inclusive cotidiano ha encarecido tanto que ahora hace honor a su denominativo de “grano de oro”, no sólo por su condición altamente nutritiva, sino por su elevado precio en todas sus presentaciones.
En el simposio internacional de la quinua se conocieron criterios particulares de productores nativos y de otros países, caso de peruanos y ecuatorianos, estos últimos que coinciden en el respeto a disposiciones de apoyo y resguardo del producto en sus mercados internos, con la medida taxativa de que la exportación sólo es autorizada una vez que comprobadamente se ha cubierto la demanda nacional, lo que significa que el excedente de quinua es destinado a la venta en mercados externos.
En el caso nuestro y debido justamente a la alta demanda del producto en los mercados internacionales de Estados Unidos, países de Europa y Asia, incluso algunos de nuestra región caso de Venezuela o Brasil, la exportación es de alto porcentaje y de mínimo abasto al mercado nacional.
Se habló francamente y se estableció que los productores han visto un gran negocio en la exportación del producto de ahí que al no existir disposiciones concretas sobre el tema, no hay limitaciones legales que impidan la salida masiva de nuestra quinua y no sólo por la vía legal, sino también de contrabando satisfaciendo la angurria de “algunos productores”.
Frente a ésta situación sectores sociales de la comunidad, exigen que las autoridades gubernamentales emitan disposiciones concretas para promover el consumo nacional y local, pero fijando precios especiales que sean accesibles a la economía nacional y que tengan el referente comparativo con los precios de exportación. En todo proceso productivo y de exportación rigen condiciones especiales en materia de precios.
El consumo de la quinua debe ser prioridad alimentaria en todos los niveles, incentivando el uso del fabuloso grano nutritivo desde la escuela en todos los hogares y en los locales públicos de atención alimentaria…no es exageración, pero este hecho amerita la aplicación de un decreto expreso. Hay que consumir nuestra quinua para fortalecer la salud de nuestros niños y jóvenes, de nuestra gente adulta y de la tercera generación, no podemos permitir que teniendo “el grano de oro” en casa, vaya al exterior y nos quedemos sin el producto por falta de una adecuada política de precios.
Fuente: LA PATRIA
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