Los gobiernos de conducta totalitaria tienen en mente manejar a la ciudadanía como un rebaño de ovejas manteniéndola en una indefinida pobreza, cual si fuera populacho ignorante que permanezca distraída para no pensar en la libertad.
Buscan de cualquier manera apoderarse de todos los Poderes del Estado por Decretos Presidenciales en forma de órdenes generales, por actos del Senado y por mandatos ministeriales, siendo necesario, si el caso amerita, a través de golpes de Estado.
A fin de consolidar esas acciones, están empeñados en hacer desaparecer del repertorio humano la libertad de prensa, el derecho de asociación, el principio electivo y otras disposiciones que precautelan la libre opinión ciudadana.
Varios regímenes de tendencia socialista que ascendieron al gobierno en Sudamérica mediante el voto popular, aplican medidas de amordazamiento a la prensa, persiguiendo y amenazando a los periodistas o finalmente clausurando todo medio de comunicación.
Aquí en Bolivia, ocurre casi lo mismo con el argumento de que el pueblo para ser informado sólo debe escuchar lo que dice el Gobierno actualmente vigente, no importa que sean mentiras.
Felizmente, todavía queda en el pensar de nuestros ciudadanos que mientras se mantenga la libertad de prensa, nadie podrá someterlos fácilmente. Ante esa realidad, el gobierno de don Evo Morales, no puede encontrar el momento de liquidar la Ley de Imprenta, así haya ofrecido cielo y tierra para doblegar a la gente de prensa y después ponerlos a su servicio dentro de un Estado paternalista.
La Ley de Imprenta, es algo sagrado y no se toca. Por lo tanto, así lo quiera el señor Presidente de la República, jamás logrará colocar a los medios de comunicación como adheridos a la derecha, para utilizar como pretexto y así poder cerrar diarios, periódicos, radios y canales de televisión.
La señora ministra Amanda Dávila, conoce muy bien que la Ley de Imprenta es la norma que garantiza un libre ejercicio del periodismo, no siendo factible cualquier modificación, porque conculcará el derecho del pueblo a ser bien informado.
También necesario es recordarle que un país donde impera la democracia hay libre pensamiento, resultando contraproducente que el Gobierno sea propietario de la mayoría de medios de comunicación, para aplicar el lavado de cerebro de la población volviéndolos inofensivos y manejarlos a sus anchas en base al engaño, la mentira y la hipocresía.
Los periodistas que hicimos de nuestra profesión un apostolado, defenderemos la Ley de Imprenta porque el pueblo boliviano no puede resignarse a vivir 500 años bajo el escarnio socialista, tal como pretenden los mentores del totalitarismo.
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