Pasó la euforia navideña y tras la compra de regalos y otros gastos propios de la temporada, la realidad muestra que por encima de la Fe en el advenimiento del Hijo de Dios prevalece con fuerza el sentido mercantilista y consumista que copia el movimiento que se da en algunas urbes donde la celebración con nacimiento y un árbol natural se han sustituido con elementos de plástico y un obeso Papá Noel que reparte los regalos.
Entre las cosas que entran en el recuento post navideño está la competencia de precios con variantes sustanciales entre una y otra feria y estas con el comercio legalmente establecido de ahí que el encarecimiento de cada Navidad es un hecho notorio que la población siente directamente cuando disminuye el valor adquisitivo del aguinaldo, un presupuesto extra que se destina para la compra de presentes y que increíblemente también son parte de otra competencia, la que tiene que ver con muestras de egolatría y soberbia.
Es impresionante la innovación de los regalos, pues los sencillos y tradicionales de otros años han sido reemplazados con equipos cibernéticos, entre estos computadoras infantiles, muchos de orden robótico, sofisticados equipos electrónicos para jóvenes y para los más pequeños, tan complejos que muchos padres de familia mostraron dudas sobre lo ventajoso o lo pernicioso de regalar la línea de juguetes de la nueva generación.
Sin embargo, también se mantuvo en muchos hogares la tradición de armar nacimientos, más amplios cada año, escuchar y cantar villancicos con los niños en honor al Niño Dios, incluyendo luego una picana y en algunos casos un chocolate con buñuelos, parte inseparable en este caso del recordatorio del nacimiento del Mesías, oraciones añadidas y pedidos fervientes para tener paz y tranquilidad en cada hogar católico.
Ahora y sólo para beneficiar a una parte de los trabajadores, no a la mayoría de los mismos, se ha dispuesto el doble aguinaldo que será pagado hasta el mes de febrero y que posiblemente será utilizado para otra celebración próxima que se cumplirá en marzo con una connotación muy diferente de la Navidad aunque para muchos muy ligada a la Devoción a la Virgen del Socavón.
El tiempo de regalos se prolonga hasta el seis de enero Día de los Reyes Magos que en su tiempo viajaron hasta Belén para entregar sus presentes al Hijo de José y María, el Redentor del mundo. Esa celebración tiene su contenido de religiosidad y en este tiempo sirve de pretexto para extender cada año el uso de muchas cuadras de una avenida para seguir vendiendo la mercadería propia de la Navidad.
Algo que ha quedado como promesa especial es que al comenzar el nuevo año se tendrá listo el estudio para licitar la construcción de un “campo ferial” de modo que el año próximo ojalá pueda ser utilizado por los centenares de comerciantes y los miles de compradores que tendrán comodidades y ciertos factores de seguridad, no sólo en Navidad sino también en otras épocas del año que son propicias para exponer y vender mercadería ocasional.
La realidad después de la Navidad es motivo de análisis particularmente en el núcleo familiar, donde se hace el recuento de gastos y el inventario de conciencia religiosa que le da sentido de solidez fraternal a una celebración importante que renueva la fe en Jesucristo el unigénito de Dios.
Fuente: LA PATRIA
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