Después de una serie de incertidumbre y cuatro días de paro de transportistas del sector urbano que inquietaron y perjudicaron a la ciudadanía, pero este hecho fue aprovechado por taxistas para tener bonanza económica en la caótica situación provocada por la presión de propietarios de micros y minibuses y la falta de sentido común de la alcaldesa y concejales que mantienen una lucha política interna dentro del Gobierno Autónomo Municipal.
El problema de tarifas se arrastra por más de un año, lapso en el cuál la crisis en el transporte se agudizó hasta llegar a la suspensión de servicios de transporte por cuatro días, bloqueos, marchas y la actuación poco responsable de los llamados "Sin techo" y vecinos de zonas periurbanas que colapsaron el centro de la ciudad impidiendo el alza de tarifas al considerarla irracional; pero sin tener en cuenta que pobladores de esos sectores, con el membrete auto nominados como empobrecidos, gastan su dinero fácilmente en francachelas semanales con consumo de cerveza, chicha o licor, cuyos precios suben constantemente, junto a productos de la canasta familiar y otras mercaderías.
Este conflicto aún no concluye porque el Consejo Municipal, como forma de salir del camino áspero, emite una ordenanza transitoria, fijando para -minis tarifas engañosas de 1.40 y 1.50 bolivianos, porque no tuvieron capacidad y entereza para fijar la primera cifra y hacerla más real, para no provocar confusiones en los pasajeros.
Digo que el problema no está solucionado debido a la beligerancia de los "Sin techo" y periurbanos que el lunes pasado volvieron a salir a las calles para cercar a la Alcaldía y al Concejo, expresando oposición al nuevo sistema tarifario. Estos sectores actuaron con beligerancia para romper vidrios de los vehículos y golpear a choferes aleccionados por "líderes" que buscan protagonismo político en su afán de encontrar espacios en las próximas elecciones nacionales del 2014. El ataque vandálico se concentró en la plaza principal y en las calles Adolfo Mier, Junín, Soria Galvarro y otras, donde los vehículos fueron apedreados y rotos los vidrios con palos ante la vista azarosa de gente común que mostraba repudio a esas acciones incivilizadas y de fuerza bruta al actuar con respaldo de sus dirigentes, dando una imagen deprimente a nuestra cultura y civilización.
Merece el tratamiento que debe dar la alcaldesa y concejales al abuso de taxistas disponiendo una ordenanza que regule el tarifario de este sector que maltrató a la ciudadanía los días de paro, cobrando por la carrera veinte bolivianos a dos personas, y negándose recoger a un pasajero. Este tema tiene que ser estudiado por las autoridades locales, amparada por las leyes y tomando ejemplo de autoridades de Santa Cruz y La Paz, las mismas que, después de tener muchas reuniones con dirigentes de choferes impusieron tarifas reales. En nuestra ciudad el tratamiento puede ser más fácil tomando en cuenta su topografía y distancia entre las zonas.
(*)Periodista
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