Primero sepamos que existe una capacidad legal de personas, que debe llevar o transportar un minibús, microbús, o cualquier automóvil de servicio público o privado establecido en base a parámetros técnico científicos a nivel internacional, que priorizan le seguridad y comodidad del pasajero. En nuestra ciudad el 99% de estos minibuses que realizan el servicio de transporte, son minibuses que tienen una capacidad legal de 11 personas más el conductor, distribuidos en cuatro filas, una fila de dos asientos adelante y las otras de tres asientos hacia atrás.
Un primer elemento a considerar, es que ya desde la aparición de estos minis hace más de dos décadas en nuestro medio como transporte público, hemos hecho uso de estos ya con una fila de asientos mas incorporada por sus propietarios, en donde logran llevar no tres sino cuatro personas más. A esto sumamos las diminutas dimensiones de los asientos, el reducido espacio entre filas, la falta de ventilación y las tres o cuatro personas más que van paradas o dobladas en dos, convirtiendo estos vehículos en verdaderas latas de sardinas humanas, todo esto por obtener mayor beneficio económico con menor tiempo y esfuerzo de trabajo, un beneficio económico obtenido ilegalmente y a costa de la salud y seguridad de nosotros mismos los usuarios.
Otro factor no menos importante, es la carencia de buena educación, trato, ética y consideración que muestran y practican la mayoría de los conductores, izando su bandera de “Sólo me importa ganar dinero”. Ellos deben recordar que no es ninguna ciencia conducir un vehículo y que en una sociedad, todos dependemos de todos.
Si hacemos un pequeño análisis en base a estas realidades, nos damos cuenta que exceden en un 100% el límite de personas que deben llevar y lucran en ese mismo porcentaje o más, atentando en contra de nuestras vidas y nuestra economía. Si también consideramos que Oruro es una ciudad pequeña de geografía regular, sin más que unas contadas pendientes que no exigen excesivo consumo de combustible, ni ocasiona ningún daño o desgaste en los vehículos, no encontramos ninguna razón justa para un incremento en el pasaje, sabiendo que en ciudades como La Paz, una urbe de geografía muy irregular, llena de pendientes y larguísimos recorridos, que si exigen y desgastan los vehículos, en donde todavía se cobran pasajes que van desde 1 Bs y en donde los pasajeros se trasladan seguros, cómodamente y mejor tratados.
Por lo dicho y por lo no dicho, concluyo sin hallar una justificación lógica, o racional para aceptar un incremento en el pasaje, ni de microbuses y menos de minibuses y más aun si la causa es obtener a golpe de exigencia un segundo aguinaldo sin merecer siquiera un primer aguinaldo. Si para que los choferes entiendan esto, tenemos que caminar un mes, hagamos este sacrificio.
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