Jesús dijo: “¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: “Hermano, deja que te saque la paja de tu ojo”, tú que no ves la viga que tienes en el tuyo? ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano” (Lucas 6, 41-42)
Lo cierto es que vivimos fijándonos en los demás, buscamos la felicidad en el exterior, en lugar de mirar en nuestro interior y hallar allí las respuestas a nuestros dilemas, creemos que los otros son los que nos dan felicidad o nos la quitan.
Es por eso que aún hay muchos problemas sin solucionar, estamos pendientes de lo que hacen los otros para decidir lo que haremos nosotros, si los demás no hacen nada, por qué tendría que hacerlo yo, si los otros tienen más por qué no puedo tener yo más que aquel.
Es lo que ocurre con el conflicto sin resolver del autotransporte y el precio de los pasajes. Si los panaderos suben su precio, inmediatamente los choferes buscan hacer lo propio, y si ellos elevan el coste de sus servicios o productos otros sectores de la sociedad se pronunciarán a favor de hacer exactamente lo mismo y se entra en una espiral inflacionaria muy difícil de controlar.
Los choferes, alegando el encarecimiento de la canasta familiar, comenzaron a exigir un alza en las tarifas de los pasajes del servicio público, con el consecuente rechazo de la población, a la que también afecta el bolsillo ese tipo de medidas monetarias, por lo que se opusieron a la elevación de Bs. 1.20 en el pasaje de minis a 1.40 y de 0.80 en el de micros, a Bs. 1.
Para echar más leña al fuego el Presidente boliviano, Evo Morales, con el argumento de que la economía del país es más que saludable decretó el doble aguinaldo para los trabajadores dependientes activos, tanto públicos como privados. Pero como nadie se queda tranquilo al ver que su vecino tiene más beneficios, tanto comerciantes como choferes no podían quedarse sin su tajada de la apetitosa torta, entonces con más razón comenzaron a exigir un incremento en el precio de los pasajes.
Vecinos y transportistas hicieron un pacto, claro sólo a nivel de dirigentes, para elevar el costo de los pasajes. Muchos vecinos, aunque con indignación comenzaron a resignarse al alza de tarifas del transporte público y algunos inclusive comenzaron a cancelar los montos requeridos por los transportistas, que en reuniones previas manifestaron una leve intención de mejorar sus servicios, comprometiéndose a no llevar pasajeros parados en la incomodidad de los pequeños vehículos, además de someter a mantenimiento sus herramientas de trabajo que en muchos casos son incluso una amenaza para la integridad de los pasajeros. Muchos de estos motorizados tienen alambres y cables sueltos, ventanas cubiertas con plásticos en lugar de vidrios, asientos recubiertos de viejas telas; todo esto dejando de lado el comportamiento y aseo de los conductores.
El problema se agravó cuando el Municipio presentó un estudio realizado por la consultora Swiss Contact, a pedido de los ediles, que fija el precio “referencial” en Bs. 1.80, lo cual fue considerado por los vecinos como un verdadero atentado a la economía de sus hogares.
La situación fue aprovechada por los transportistas y también modificaron sus exigencias, comenzaron a pedir una elevación en el precio de los pasajes a Bs. 1.50 y de contraposición los vecinos aseguran que no se debe pagar más de Bs. 1.20. Ambos bandos se plantaron en su posición y ninguno está dispuesto a ceder un milímetro, llegando al violento enfrentamiento entre coterráneos, hermanos nacidos en una misma tierra, lo cual es inaceptable.
Las intransigencias de ambos sectores de la sociedad han ocasionado perjuicios a la ciudadanía que ha tenido que soportar desde bloqueos, ruidosas marchas, hasta el daño a su patrimonio, que es el edificio de la Alcaldía Municipal, "la casa del pueblo”.
Tanto vecinos como transportistas tendrían que dar un paso al costado por el bien de la comunidad en su conjunto y dejar de lado posiciones intransigentes que le hacen daño a la población, las autoridades deberían ponerse la mano en el corazón y buscar una pronta solución a este problema que se ha dilatado demasiado.
Fuente: LA PATRIA
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