Mayores denuncias de corrupción son contra el sistema judicial
22 dic 2013
Fuente: Redacción central, 21- (ANF).-
El año que concluye, no fue bueno para el Órgano Judicial que fue el blanco de duras críticas, incluso del propio Presidente Evo Morales y la ministra de Transparencia y Lucha Contra la Corrupción, Nardy Suxo, quienes identificaron al sistema de justicia, como la instancia que más denuncias de corrupción y retardación en sus labores cotidianas tiene.
Y no es para menos. Retardación de justicia, carga procesal, corrupción del sistema judicial, derivan en el hacinamiento en las cárceles públicas, donde los cobros por protección, extorsión, chantaje, alquiler de celdas y luchas de poder por controlar la venta de alcohol y drogas, convirtieron a los reclusorios en una “bomba de tiempo” como advirtió en su momento el Defensor del Pueblo, Rolando Villena, pero que las autoridades del Ministerio de Gobierno prefirieron no hacer caso.
La gota que colmó el vaso fue lo sucedido en el Penal de Palmasola de Santa Cruz, que más que una cárcel se asemeja a una ciudadela, donde los reclusos se disputan palmo a palmo el control de la cárcel y la planificación de delitos, como el robo de vehículos, atracos y secuestros, que fueron detectados y denunciados por la Policía en su momento.
La violencia extrema se desbordó por la ambición de poder. Los reclusos altamente peligrosos que armaron este macabro plan era poner fin a los reos líderes del Bloque A del penal, que ostentaban parte del control de Palmasola.
Esta pugna por el control de la cárcel desató la matanza más inhumana de la historia del sistema penitenciario en Bolivia, 35 personas murieron y 33 resultaron heridas con graves quemaduras en sus cuerpos en este “salvaje ataque” por el control en Palmasola. Este escenario desolador dejó sentado que la vida y los derechos humanos y constitucionales no valen nada en esta ciudadela carcelaria.
Ante los sucesos en la cárcel cruceña, el ministro de Gobierno, Carlos Romero, primer responsable de la seguridad interna del país, prefirió no dar un paso al costado y más bien explicar, como si fuese un experto en temas penitenciarios, las razones que en su parecer causaron las 35 muertes de reclusos, entre ellos un niño, optó por hacer hincapié en el problema del hacinamiento y la retardación de justicia.
El viceministro de Régimen Interior, Jorge Pérez Valenzuela y el director General de Régimen Penitenciario, Javier Aramayo y los jefes policiales siguieron su ejemplo y se abstuvieron de renunciar. El “fusible” fácil de cambiar fue el Director de Régimen Penitenciario, Ramiro Llanos, quién fue destituido del cargo meses después de estos sucesos, como la solución a los problemas carcelarios y las cosas continúan como antes. Basta con ver las declaraciones de los familiares de los presos de Palmasola que advierten con una “venganza”, ante la pasividad de las autoridades del Gobierno.
Lo ocurrido en Palmasola no es otra cosa que el infierno de todos los días en nuestras cárceles. Siempre ha ocurrido, es verdad. El Estado no ha sido capaz desde hace tiempo incontable de resolver la cuestión, es verdad. Pero hoy hay una diferencia muy importante. Por primera vez en décadas sino en todo un siglo, el superávit sostenido le da al gobierno una liquidez y una holgura económica que casi nunca tuvo. Este es el momento y no otro para definir una estrategia de inversión en salud, educación y seguridad que termine con este escenario trágico, sostuvo el ex presidente Carlos Mesa.
Fuente: Redacción central, 21- (ANF).-
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