Sábado 21 de diciembre de 2013

ver hoy


























Ahí viene el albañil
con su mochila en la mano
con su caminar pausado
con su sombrío mirar.
Aunque muchos lo menosprecien
por su aspecto descuidado
no reconocer siquiera
que si no fuera por él
quién haría una casita
desde una humilde choza
hasta el más fino chalet
y los grandes rascacielos
no existirían también.
Y aunque les respondan mal
ante tales groserías
le da igual
siempre terco, malcriado
porque quiere ser un dueño
aún que sólo sea un sueño
se saborea con ella
al mirar a la doncella
que se aleja, que se aleja
y a tu corazón le deja
palpitando de emoción.
Al terminar la faena
vuelve a casa el albañil
cansado llega a dormir
esa es su rutina diaria.
Cuando los años corroan
su espalda adolorida
y sus huesos otoñales
y sus músculos fueron
como tendones de acero
ya serán solo remedo
de aquel sigiloso obrero.
Con la lampa y la barreta
con la plancha y la plomada
el badilejo también.
Con sus fieles instrumentos
que caiga con mucho celo