Lunes 09 de diciembre de 2013
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A sus 95 años, Nelson Mandela partió a la inmortalidad.
Pasó 27 años en prisión y, al salir, perdonó a sus captores,
abriendo el camino para la reconciliación y el desarrollo
de los sudafricanos.
Su vida fue un canto a la fraternidad y a la superación
de las adversidades, a fuerza de tenacidad y valores.
La virtud más importante de Nelson Mandela, fue dignificar
la política, elevándola al nivel de principios universales
como el amor, el perdón y la tolerancia.
Nelson Mandela ha demostrado que es posible luchar en
política, sin contaminarse con los vicios frecuentes y
perniciosos, como la ambición, la intolerancia y la
inefable corrupción.
Cumplido su mandato, Nelson Mandela dejó la presidencia,
renunciando a toda posibilidad de reelección, seguro que
sin la alternancia en el gobierno, la Democracia se
envilece.
Nelson Mandela nos deja, pero su legado nos llama a
reflexionar, a gobernantes y a gobernados: es posible
superar nuestras propias expectativas y ser mejores seres
humanos.
!Gracias Madiba!
Ramiro Calasich G.
RedLECTURA