Loading...
Invitado


Domingo 08 de diciembre de 2013

Portada Principal
Revista Dominical

Para reflexionar

Valoración del resultado escolar ¿El estudiante aprobó o reprobó el año escolar?

08 dic 2013

Fuente: LA PATRIA

Por: Javier Ángel Soliz Valdez

¿Fotos en alta resolución?, cámbiate a Premium...

Importante es analizar y discutir el aprovechamiento y resultados obtenidos por los estudiantes en el proceso de aprendizaje en las distintas Unidades Educativas (primaria y secundaria). Debemos considerar algunas interrogantes como: ¿Por qué el estudiante aprobó o reprobó ¿Por qué el estudiante no pudo aprender? ¿Qué sucedió? ¿Su aprendizaje hubiese sido mejor en otras circunstancias?

El estudiante no aprende simplemente debido a su crecimiento. Su experiencia, debe incluir determinada percepción, manipulación de ideas y conocimientos, manifestación de sentimientos y determinada actividad psicomotriz, para obtener los cambios que se producen en sus formas de percibir, pensar, sentir y actuar. De manera resumida podemos señalar que el aprendizaje tiene diferentes facetas, el aprendizaje adquiere mayor significado a través de la experiencia, el aprendizaje debe tener necesariamente un objetivo.

Está demostrado que, si el maestro estimula sólo la memoria o los músculos del estudiante, pierde una oportunidad crucial y sólo se puede decir que establece un contacto parcial con el alumno. Y más aún si el estudiante ha aprendido cosas que él no intentaba enseñar, considerar que los pensamientos y sentimientos del aprendiz no permanecen inactivos o en estado latente sólo porque el maestro no haya proyectado su aplicación.

El aprendizaje no es algo que un maestro pueda hacer por los estudiantes, ni tampoco algo que pueda darles, ni siquiera puede darles conocimientos directamente. Los conocimientos de cualquier persona son el resultado de su propio aprendizaje, de sus propias percepciones, puede aprender solamente a través de lo que él mismo experimenta, el aprendizaje de cualquier estudiante, dentro o fuera de la escuela, está estrechamente unido a sus propósitos, metas y satisfacciones o insatisfacciones anteriores. Entonces ¿el estudiante aprobó o reprobó el año escolar?.

MADRES Y PADRES DE

FAMILIA O TUTORES

Se menciona que, para lograr la madurez, comprensión y poder enfrentarse con las exigencias de nuestro complicado mundo, se requiere una gran cantidad de aprendizaje, pero “aprender” no es suficiente. ¿Cuántas veces ha sentido que no estaba aprendiendo aquello que podría serle útil? ¿y cuántas veces se ha sentido frustrado y decepcionado después de estudiar mucho y sentir que dominaba un tema, para descubrir posteriormente que lo había olvidado todo, excepto unas cuantas impresiones?

Por ejemplo, reflexione un instante sobre los años que pasó en la escuela o en una institución superior. En esa época usted era un estudiante de varios cursos diferentes estudió y dominó –con satisfacción aparente de sus maestros- muchísimos datos, generalizaciones, definiciones y otros, sus logros eran juzgados mediante “exámenes” periódicos: ¿Qué proporción de todo este aprendizaje ha retenido usted? ¿Podría usted en este momento presentar algunos de los exámenes del último bimestre, trimestre o semestre, para los cuales estudió tanto en esa época? ¿Qué calificación cree usted que obtendría y cómo la compararía con la nota que logró en ese tiempo?

Para probar su retención de algo que aprendió hace varios años, trate de contestar lo siguiente: ¿cuáles son las provincias del departamento de Oruro? Si usted pudo contestar correctamente ¿qué cree usted que fue lo que le permitió retener así este aprendizaje? Pudo recordar algunas de las provincias, ¿por qué razón cree usted que falló?, no juzgue apresuradamente los errores o debilidades de sus hijos. Sea parte de ellos, compréndalos y ayúdelos.

MAESTRAS Y MAESTROS

Ser justo con las maestras y maestros, es reconocer que existen barreras discretas que operan impidiéndoles que se concentren en la retención y empleo de lo que enseñan. Una de las barreras es la presión que se ejerce sobre ellos para que mantengan a sus clases en el nivel de realización establecido para cada grado. No se les pide que sus alumnos demuestren que podrán retener y emplear lo que han estudiado, sino solamente que lo “dominen” hasta el grado deseado que a la retención del mismo, ya que el tipo de valoración que se lleva a cabo comúnmente así lo exige.

Otra discreta presión es aquella que la tradición indica que los alumnos deben pasar de una unidad a otra, de un curso a otro, y de un maestro a otro con una prueba al final de cada bimestre o trimestre; aunque no existe una medida para verificar que haya continuidad en lo aprendido, el maestro no dispone por lo general de medios para descubrir si sus alumnos han retenido y aplicado lo que aprendieron, esto sólo se hace algunas veces y en forma muy general.

Por tanto, es necesario diferenciar y meditar sobre: ¿Cómo entender la valoración? La valoración desde el punto de vista “tradicional”, consta principalmente, de medidas y graduaciones que adoptan la forma de calificaciones. Mientras que, la valoración “real” abarca mucho más que una simple medida y calificación, aunque no pueda prescindirse de éstas.

Es necesario de que los alumnos sean responsables de su propio aprendizaje, solo podrán hacerlo cuando tengan una imagen clara de la forma en que están actuando, de los puntos que necesitan mejorar y del modo de lograrlo. Pero con mucha frecuencia el maestro le dice a un estudiante que obtuvo determinada calificación, que “aprobó” o que “reprobó”, pero no le explica cómo llegó a elaborar ese juicio, qué criterio siguió para ello o qué datos empleó. Por tanto, se hace imprescindible repensar en su acción educativa y en el proceso pedagógico.

A LOS LECTORES

Desde los cuatro o cinco años, hasta los dieciocho aproximadamente, un estudiante pasa de dos a cinco horas diarias aproximadamente en la escuela, durante cinco o seis días a la semana, de nueve a diez meses al año. Todo el tiempo que él está en la escuela pasa por nuevas experiencias de las cuales aprende.

Los estudiantes siempre aprenden algo en la escuela, lo que debemos analizar es: ¿están aprendiendo aquello que la escuela desea enseñarles? ¿Están aprendiendo estas cosas en forma adecuada? Cuál es la calidad de su aprendizaje? ¿Cómo puede juzgarse? ¿Por qué necesitamos saberlo? En estos casos, el significado del juicio del maestro y del padre de familia es tan restringido que el estudiante saca poco provecho de él y difícilmente puede esperarse que lo emplee para mejorar su actuación en el futuro.

El nuevo modelo Educativo actual sostiene que la evaluación, fundamentalmente se establece bajo criterios que permitan apreciar la transformación de las y los estudiantes. La evaluación permite recoger información respecto a las dificultades y logros que se van alcanzando en el desarrollo de las dimensiones del ser humano (Ser, Saber, Hacer y Decidir) como resultado de la acción educativa y la influencia del contexto sociocultural o realidad cotidiana.

Los resultados de la evaluación orientan a la maestra y maestro principalmente a tomar decisiones adecuadas para realizar ajustes al desarrollo curricular de acuerdo a las particularidades y necesidades de las y los estudiantes desarrollando micropolíticas educativas; también orienta el reforzamiento y otro tipo de apoyo a través de recomendaciones y sugerencias a las madres y padres de familia a fin de que se comprometan a apoyar a sus hijas e hijos.

Uno de los nuevos roles de los maestros en la evaluación, promueve la valoración y el reconocimiento del “error no como fracaso, sino como la posibilidad de encontrar nuevos rumbos para el desarrollo de las acciones y procesos educativos”, donde la madre y el padre de familia o tutor deben estar inmersos. Por lo tanto, el error no es motivo para imponer, gritar, reñir, recurrir al castigo o a la sanción; por el contrario es un pretexto para la motivación y un activador de la creatividad y la conciliación.

Fuente: LA PATRIA
Para tus amigos: