¿Cuál es la teoría que dice que la mina es segura en Huanuni?
06 dic 2013
Por: Edgar Jorge Rodríguez Alánez
En medio de la tierra, en el abismo de sombras, lanzas de luces descubren una densa niebla blanca de polvo, apenas se ven siluetas, el ruido parece de mil diablos que martillean sobre la roca, la niebla de polvo sílice envuelve un pedazo de infierno. Al pedido, la labor se para por un momento, el ruido todavía martillea en el silencio, entre la niebla se descubre el torso desnudo de un hombre, desde su casco sale un haz de luz que no puede con el polvo, pero que voltea a vernos, un pañuelo renegrido cubre su cara, en ella los carrillos hinchados de coca se denotan en un apretado rictus de no sé qué sentimientos.
La maraña de polvo no baja, después de señalar algunos datos, entre todos. La voz del minero se vuelve un poco más grave y gentilmente pide nos retiremos con un caldillo de la mejor sopa de palabras soeces. A modo de despedida dice: ojalá no sean curas ni maricones, a réplica le pregunto que si las enaguas están en la mina, a tiempo de reír la máquina zapatea y el ruido de sus espuelas devuelven a ese pedazo de noche el infierno. En otras labores se tiene más o menos las mismas características. A tiempo de redactar las deficiencias eran tantas, que la resumí en la gestión y la capacitación. Ese es el recuerdo que tengo de principios de este siglo en un trabajo que realicé en Huanuni.
De ese tiempo al presente, los periódicos dan noticias del infierno, al primer trimestre del presente año dicen que los muertos desde el 2008 son 48, a tiempo de escribir la presente nota, probablemente esta cifra ha subido a 52 mineros muertos, de ellos más de 17 mineros muertos por silicosis, los demás por accidentes.
Uno de los ingenieros dice "...en teoría la mina es segura y no debería ocurrir ningún hecho fatal", los muertos yacen en las estadísticas, en las buenas intenciones, en los escupitajos de otros tantos mineros que esperan en hospitales o simplemente trabajando, dejando de tanto en tanto un esputo sanguinolento. Sus compañeros, parecen decir no importa, que los hijos de los muertos toman su lugar, que sus viudas pueden llorar tranquilas que el seguro cubre todo incluso la muerte.
Dicen los responsables de Huanuni que alrededor de 300 inspectores ingresan a la mina para que no ocurran accidentes, pero el promedio del mes de marzo de 2013 es de 225 accidentes, esto en un mes no muy movido en cuanto a producción. Informan que 1.868 accidentes se tienen como promedio entre el 2009 y 2012, entre siete y ocho personas que a diario dejan de trabajar sino el día completo gran parte de la jornada, ¿de ellos cuántos una semana, un mes?
Pero de las paredes de la empresa, parece el reflejo de la misma ciudad de Huanuni cuyos índices en varios aspectos parecen escribirse con la misma tinta trágica.
¿Predestinación?, ¿destino?, ¿infierno?, quizá, quién sabe. En cuanto a mi opinión, no es más que una "gestión de seguridad deficiente y obsoleta". En otros países, la legislación laboral responsabiliza a los departamentos de seguridad y gerencias, estos son imputables penalmente, entre tanto la muerte sigue allí.
Las máquinas seguirán golpeando la roca, entre los escritorios de la planificación, no pueden sino empezar a prescindir de la teoría que dice que la mina es segura. ¿Cuál es la teoría que va de la mano con los accidentes y los muertos?
ejrodal@gmail.com
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