Una vez más la Policía es el centro de atención de la opinión pública en éstos días, más no por cuestiones meritorias sino por muerte, lesiones y abuso. Por cierto, lo anterior no extraña a nadie pues es la recurrencia diaria que parece no tener fin en la institución del verde olivo. De cuando en cuando en la posesión de un nuevo comandante, escuchamos el discurso de cambio de actitud en el afán de brindar mejor servicio a la ciudadanía, pero luego del discurso nada cambia, pese a que vivimos, supuestamente, un tiempo de cambio.
¿BOXEADORES?
Periodistas de un programa deportivo de Bolivisión sufrieron la agresión absurda y abusiva de los boxeadores-policías Franklin y Humberto Mamani. ¿Por qué?
Al parecer por la cobertura que habrían brindado los comunicadores a la pelea de Jennifer Salinas (ahora campeona mundial). Pero, ¿justifica esto aquella reacción? ¿Fueron estos periodistas los únicos en la cobertura? ¿Y qué del canal estatal que transmitió en vivo todo el evento? Y ¿qué de Don Evo, que recibió a la púgil cruceña en Palacio?
Claro, ante su excelencia y ante el canal estatal parece que los policías- boxeadores no pueden blandir sus puños y no dicen nada; pero el desahogo parece ser más fácil con la prensa privada.
Acaso haya sido la envidia por Doña Jennifer lo que alteró los ánimos de los policías. Ella es campeona mundial, entretanto Franklin Mamani aún no da el glorioso paso mundial, que es el que vale antes que los títulos sólo continentales.
Pero lo más triste del asunto es que a fines del 2012 la Asamblea Legislativa reconoció a Franklin Mamani como "digno y meritorio ejemplo para la niñez y juventud". Cabe preguntarse cuál será el futuro de la niñez y juventud con estos oscuros ejemplos.
MUERTE EN LA ACADEMIA
La cadete Poma muere después de extenuantes, absurdos y abusivos "ejercicios", otras compañeras quedan muy maltratadas. No es la primera vez que en los círculos militares y policiales ocurren estas desgracias que enlutan a las familias. La lista es ya larguísima y seguirá aumentando por obra y gracia de instructores que piensan en términos espartanos, seguros de que los torturantes ejercicios formarán mejores soldados y policías, ¿será realmente así?
Si así fuese, nuestro glorioso Ejército sería de los mejores del mundo y no hubiésemos perdido tanto territorio como lo hicimos a lo largo de nuestra historia. Y si nuestra Policía fuese la más preparada no existirían elevados índices de criminalidad, inseguridad ciudadana permanente, violaciones, atracos, etc.
Siendo la realidad de nuestras Fuerzas Armadas y de nuestra Policía diferente, acaso el camino esté equivocado en cuanto a la formación física y disciplinaria.
Por cierto que en las instituciones castrenses el entrenamiento físico es vital, pero dentro de parámetros normales científicamente preparados. Luego ya en la realidad de la lucha contra el crimen o en una guerra, el soldado o el policía, con el entrenamiento básico y los elementos teóricos estará preparado para actuar de acuerdo al contexto y al instante. Por ende no es necesario querer reproducir con realismos absurdos supuestos contextos de contingencias futuras.
Y a propósito de la actividad física en las instituciones militares y policiales, cabe notar que la actividad, al parecer, sólo se la realiza en los años de formación inicial. Porque una vez graduados los oficiales, el ejercicio pasa al olvido y los kilos de más comienzan a llenar los sagrados uniformes. El ejemplo del buen ejercicio debería partir en los rangos más altos, ¿o no?
(*) Comunicador Social
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