Lunes 02 de diciembre de 2013

ver hoy














































En Bolivia y en cualquier parte del mundo, la gente lucha por dinero, puede trabajar hasta quedar exánime, puede mentir, puede engañar, puede prostituirse y hasta puede matar a un ser querido. En buenas cuentas, el vil metal nos domina.
En el Incario vivían felices porque no había dinero, todas sus operaciones de supervivencia se realizaban a través del trueque y la permuta, tampoco necesitaban montañas de leyes que en los tiempos modernos son poca cosa frente a la concupiscencia de los seres humanos que cada día engrosan más y más las huestes delincuenciales.
Cuando una niña es violada, se puede arreglar éste abominable hecho con dinero, mayormente cuando los padres de la niña ultrajada ávidos de olvidar la ignominia con algo de dinero, es decir el género humano se inclina ante Su Majestad: El dinero.
El actual Gobierno ha dispuesto el pago de un doble aguinaldo que ha caído bien para todos los beneficiario, importando poco o nada sus efectos; al final: “A caballo regalado, no se le miran los dientes”, sin embargo, es sospechoso que el doble aguinaldo se haya dado en vísperas de las elecciones que se avecinan y nadie duda que la retribución o agradecimiento de los beneficiarios será a través del voto. Ya se acabaron los principios, la filosofía, hoy en día el pueblo dice: “Barriga llena, corazón contento”.