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Domingo 01 de diciembre de 2013

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Revista Dominical

La pintura mural del templo de Curahuara de Carangas

01 dic 2013

Fuente: LA PATRIA

Por: Mario Medina Alarcón Conservador e investigador de obras de arte

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Oruro, fue durante el virreinato, al igual que Potosí, un centro minero de gran importancia en esta parte del altiplano boliviano, a cuya consecuencia, el transporte de estos minerales se realizaba desde estos centros mineros hasta las costas del Pacífico en animales, especialmente llamas y acémilas, viajes que duraban varios días y de esta manera se crearon lugares de descanso, que en principio eran pequeños ranchos y que posteriormente se fueron poblando prontamente, por lo que los españoles, mediante sus religiosos, erigieron una serie de templos con el objeto de tener espacios para la catequización de los habitantes de la zona.

Entre estos espacios religiosos más importantes podemos mencionar al Este de Oruro, el templo de Sepulturas que data de 1785 y el templo de Paria, como primera población fundada en esta región por los españoles y cuya iglesia es de un estilo barroco.

Al Sur tenemos el templo de Sora Sora también de estilo barroco y el de Poopó de una estructura muy peculiar especialmente por su interesante espadaña, después tenemos la iglesia de Challapata de estilo neoclásico.

Hacia el sudoeste citamos, al templo de Challacollo, junto al río Desaguadero, y a una distancia de 40 kilómetros de Oruro podemos apreciar el templo de Toledo con su portada original y una torre maciza.

Posteriormente, tenemos el templo de Corque fundado por la orden Agustina, en cuyo plafón del techo del presbiterio se encuentra pintado al temple temas religiosos. El templo de Sabaya de características típicamente dieciochescas con una torre muy peculiar, finalmente el templo de Chipaya situado cerca al salar de Coipasa.

Pero, entre las que más sobresale, por su pintura interior, es indudablemente la Iglesia de Curahuara de Carangas pueblo capital de la provincia Sajama del Departamento de Oruro.

DESCRIPCIÓN

ARQUITECTÓNICA

Las dimensiones de la iglesia de Curahuara de Carangas son: longitud 34,80 m., ancho 9,70 m. y el espesor de los muros mide 1,70 m.

Esta iglesia fue construida a fines del siglo XVI, su estructura es de estilo renacentista, tiene una nave alargada con testero achavado, su orientación es de N.O. a S.E. El presbiterio está separado de la nave por un arco de triunfo, en la parte posterior de la nave se ubica el coro a una altura de 2,35 m. sobre tierra apisonada y limitada por varios pináculos decorados, de yeso, se asciende por una escala que parte de la puerta del baptisterio, por sus características constructivas propias resulta ser única en toda la zona del altiplano.

La sacristía se comunica con el presbiterio por el lado de la epístola y en el lado del evangelio, junto al coro se sitúa en baptisterio, ambiente que aloja una pila bautismal de piedra.

Por las características estructurales de la nave, ésta se encuentra reforzada exteriormente por 15 contrafuertes de distintas dimensiones y curiosamente lleva una torre inconclusa adosada a la parte posterior de la nave: sin embargo, encontramos en un ángulo del atrio otra torre completa, exenta posiblemente de construcción posterior, la base de su cubo prismático mide 5,85 x 4,83 m., sus dos cuerpos de campana tienen aberturas de arcos de medio punto, rematada por una cubierta de pabellón de media naranja.

El templo tiene una sola entrada de acceso por una portada lateral en el lado del evangelio de la nave, de estilo renacentista con un arco de medio punto y dos pilastras: entre la portada y la torre existe una base para una cruz de tres gradas. Todo este conjunto se encuentra rodeado por un atrio cerrado con dos puertas de acceso, una para los habitantes Uransayas o la parte alta del pueblo y la otra para los Urinsayas, la parte baja.

La cubierta es de dos aguas, cuya estructura está compuesta por pares, hileras y tornapuntas, las que en su mayor parte son de keñua (Polilepsis incana) que es un árbol de tronco rojizo de la región y los amarres fueron realizados con tientos de cuero de animal.

El enchavado está conformado por tallos de t’ola (Lepiodepilum cuadrangulare) arbusto de hojas perennes, entrenzado también por tientos de cuero.

Este enchavado está cubierto por una capa de entortado compuesto de mortero de tierra reforzado por paja cortada y lana de animal.

Finalmente, la cubierta se recubre con la Huaylla, utilizándose para ello la paja brava (Stipe trobecharis) hierba gramínea de hojas radiales casi cilíndricas de un color más amarillo que verde.

PINTURA MURAL

Internamente, el templo de Curahuara posee una notable riqueza pictórica, pues, está íntegramente decorada en base a la técnica del Temple.

A propósito, el arquitecto José de Mesa, nos dice: “Hay que resaltar un monumento que requiere una atención especial porque es uno de los más significativos de Sudamérica, se trata de Curahuara de Carangas, La Capilla Sixtina de nuestro altiplano, decorada toda con pintura mural.”

De la misma manera, el prestigioso técnico restaurador peruano Ricardo Morales, perito en pintura mural, afirma, “… es una de las mejores pinturas murales del periodo virreinal de esta parte de la América…”

De acuerdo a una datación encontrada al pie de una pintura junto al arco de triunfo, el primer pintado corresponde al año 1608, empero, en el cuadro de la Virgen de Soterana de Nieva encontramos otra fecha que corresponde a la segunda pintura, la del año 1777, de donde colegimos que luego de un posible deterioro fue realizada una segunda pintura después de 169 años.

ICONOGRAFÍA

En el techo del presbiterio se encuentra Cristo y los doce apóstoles y varios ángeles, sin embargo, a unos 70 cm., detrás del retablo de madera dieciochesca se encuentran pinturas en el muro a modo de retablo, las que se refieren a la Crucifixión de Nuestro Señor y a los lados de este, la Resurrección y la Ascensión de Cristo.

En las paredes laterales se aprecian escenas de la Virgen María junto a personajes del antiguo testamento y algunos santos, además de Santiago Matamoros; en los frontones de los retablos pequeños del presbiterio ubicamos dos escenas de Cristo.

La nave está decorada por inmensos cuadros como el Juicio Final; La Última Cena; La Virgen de Soterana de Nieva; La Adoración de los Reyes Magos y los Pastores, y de menores dimensiones San Gerónimo y María Magdalena, Penitente.

Detrás de los retablos laterales, de posterior construcción, existen pinturas donde se pueden apreciar la Crucifixión y la Virgen María. La zona del coro, acoge a una orquesta de ángeles alrededor del Corazón de Cristo rodeado por la corona de espinas, en los laterales, apreciamos a San Sebastián y San Cristóbal. En un espacio de antepecho del coro se aprecian varios floreros enmarcados por arquerías.

El techo de la nave se ha pintado muy sencillamente con motivos cuadrifoliados y flores estilizadas al estilo de un artesonado.

Todos los cuadros se encuentran enmarcados por orlas de follajería; asimismo, todos los espacios donde no existen cuadros como los zócalos están cubiertos por decoraciones de flores, hojas, querubines y ajedrezados, que es típico de la pintura del siglo XVII.

La sacristía está decorada por motivos de flora y fauna, sobresalen pavorreales, pájaros, floreros y frutas, completándose con una serie de imitaciones a ventanas donde se colocan grabados dieciochescos y en los ángulos se pintan columnas salomónicas.

En el baptisterio se ubican a La Matanza de los Inocentes; San Francisco de Javier; Celeb y Josué; Abraham e Isaac; Cristo en el monte de los Olivos, al centro de los cuatro evangelistas y Cristo Caído con la Cruz. Los faldones son embellecidos con temas de Noé; Adán y Eva expulsados del Paraíso por el arcángel Jofiel y en el almizante vemos el Espíritu Santo dentro de un sol.

APRECIACIÓN ARTÍSTICA

Tomando en cuenta las fechas de los murales y de acuerdo a las técnicas y formas de expresión, trataremos de realizar una secuencia estimativa de su estilo.

En el techo del presbiterio, encontramos pinturas de una factura manierista, con las figuras alargadas, pliegues del ropaje finamente tratados con predominio de colores rojos y azules, pinceladas delicadas en los rostros que nos hacen ver el gusto mesurado del pintor anónimo, completándose con varios ángeles sobre un fondo estrellado dando cierta unidad al conjunto y produciendo de esta manera una atmosfera celestial. A estas mismas características podemos situar a las pinturas del primitivo retablo mural.

Algunos cuadros de la nave todavía tienen una influencia manierista como el Juicio Final y así lo manifiestan las figuras de Cristo, los Santos mártires y los apóstoles ubicados en la parte superior; empero la parte inferior de este cuadro ha sido repintada posteriormente, por lo que podemos decir que correspondería a una transición hacia lo indígena.

Por la forma de tratamiento de las figuras, el dibujo y el colorido, los demás cuadros tienen una influencia autóctona que expresan una fuerza cromática impresionante. De la misma manera, la mayor parte de los cuadros de la nave está estructurada a base de cánones clásicos sobre simetría relativa y una acertada aplicación de la Proporción Áurea.

En el Coro, sobresale la composición equilibrada de la orquesta de los ángeles, que se encuentra sobre un fondo gris límpido, cuyo colorido luminoso del conjunto y la pincelada segura, nos recuerdan a los impresionistas.

La decoración de la Sacristía, de mucha influencia indígena resalta por su colorido exquisito y brillante con predominio de rojos, amarillos y verdes sobre un fondo blanco; por otra parte, el ritmo curvo de la follajería y los fustes salomónicos dan el ambiente de cierto dinamismo que se equilibra con las rectas de las imitaciones a ventanas; además se nota claramente el dominio del oficio del pintor anónimo por la forma del manejo del pincel, dando con ello a todo el conjunto una plasticidad muy agradable.

Y, es en el Baptisterio donde alcanza su máximo esplendor el barroco indígena, principalmente por la fuerza de su colorido lúcido y la desproporción de las figuras; pero, de una profunda expresión psicológica, pues cada una de las escenas nos cautivan al apreciarlas y nos introducen a un mundo excelso y exótico.

Fuente: LA PATRIA
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