Sábado 30 de noviembre de 2013
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“Y qué riqueza producen esos parlamentarios”, preguntaba a todos y a nadie mi ocasional vecina en el trufi, mientras escuchábamos las declaraciones de la diputada Marianela Paco justificando el no pago del doble aguinaldo a los trabajadores pasivos.
El debate se generalizó; “y los policías, con qué sudor han aumentado el PIB del país” comentó el conductor quejándose porque él no recibirá nada extra pero su esposa compró más caros algunos productos este fin de semana.
“No, nada subió, más bien la papa ha bajado”, contradijo una chica, feliz porque tanto su papá como su mamá tendrán doble aguinaldo y lo destinarán a arreglos en la casa. “Esa platita viene bien a todos”, provocó y durante el trayecto la discusión se entreveró entre datos personales y de los entrevistados por la emisora.
Amanecía en la sede del Gobierno y a lo largo de la jornada acumulé discusiones similares. ¿Qué hacen los militares para recibir semejante premio mientras los que siembran frutas en los Yungas deben vencer tantas dificultades todos los días? La mayoría opinó que los primeros mandatarios deberían dar ejemplo renunciando a su auto-premio, igual los ministros, viceministros, los gerentes y ¡sobre todo! los parlamentarios. Los alcaldes y los gobernadores, según los resultados de su gestión en términos productivos, podrían evaluar cómo ese pago afecta las inversiones.