El psicólogo responde

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Licenciada:

Hemos estado atravesando problemas con mi esposo porque él siempre está lejos. Consigue trabajos en otros lugares y cuando llega de descanso no nos dedica su tiempo, siempre es la misma rutina, no alcanza el tiempo para nada. Nuestra relación se ha deteriorado, estoy cansada de vivir así. Mis hijos no tienen la presencia de su padre, y estoy aburrida, necesito distenderme, salir. Estoy pensando en el divorcio.

Siento desconfianza por lo que esté haciendo, me parece sospechoso que a veces incluso cuando tiene que llegar, se queda a atender su trabajo algunos días más.

No sé qué actitud tomar. Ayúdeme por favor.

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Querida amiga:

Si no te acostumbras a su ausencia debido a su trabajo, sé empática, ponte en su lugar. ¿Cómo se siente él en su trabajo estando lejos de su familia? ¿Qué posibilidades tiene de conseguir un trabajo más cerca de ustedes?

Muchas veces las mujeres tendemos a criticar y reprochar al marido, tratándolo como a un niño, como a un hijo más, queriendo que hagan lo que pensamos que deben hacer y esta actitud equivocada es común en las relaciones de pareja, por no saber comunicarse. Te sugiero que veas a tu marido como lo que realmente es, tu compañero.

Cuida que tus acciones y actitudes no sean motivo para que él se aleje de ti. Podría suceder que se sienta más a gusto en su trabajo que en su propio hogar.

Si no hay comunicación en la pareja, la confianza se ve afectada, la distancia, las ausencias se tornan en el silencio inevitable.

La desconfianza ya es un indicio de que la relación ha llegado a un límite.

La desconfianza deteriora la relación de pareja, es la consecuencia de muchos factores como: falta de comunicación, falta de muestras de cariño, detalles con la pareja, enfriamiento e indiferencia a la intimidad, anteponer el cansancio, disgustos y malos entendidos.

Es muy difícil sobrellevar estos factores a lo largo del matrimonio, sin embargo, como dice la canción “El amor es más fuerte”.

Querer el divorcio, no es la mejor solución. Antes de considerar esa posibilidad como un último recurso, analiza fríamente, los efectos que podría tener esa decisión, no solo en tu vida, sino también en la vida de tu marido y en la de tus hijos. Piensa en tus hijos, no les hagas daño.

Te sugiero que asistan a una terapia de pareja.

Lic. Carolina I. Mena Medina

Fuente: LA PATRIA