El señor gobernador Santos Tito y la señora alcaldesa Rossío Pimentel, tienen que definirse para dar una utilidad verdadera a los amplios espacios que tiene la ciudad, porque para el común de la población causa extrañeza que ya no se respete la condición de plazas y parques al haber sido convertidos en centros de abasto.
Lamentablemente esa situación dice mal de nuestras autoridades porque son las primeras en incumplir disposiciones que amparan la creación de plazas como centros cívicos para recordar pasajes de la historia orureña.
De igual manera los parques rodeados de árboles y plantas, están destinados a la recreación ciudadana, donde cada habitante pasa un momento de descanso y recreo del cuerpo y el espíritu.
Todo ello olvidaron nuestros representantes en la Gobernación y la Alcaldía y cada día se escucha la pregunta si esos sitios de esparcimiento son plazas, parques o mercados.
Por lo que se puede observar, lo último prevalece con el peligro de ser destrozadas las áreas verdes, plantíos, obras arquitectónicas y esculturas en homenaje a personalidades orureñas destacadas a lo largo de nuestra historia.
Duele ver cómo nuestros parques y plazas han sido invadidos por puestos comerciales de toda índole, descomponiendo en su integridad el motivo de su creación, al darse lugar a una actividad ajena al propósito de ser parte del embellecimiento de la ciudad.
Primero, son las calles que están llenas de comerciantes que dejan un mínimo espacio para caminar a los viandantes y el tráfico vehicular. Varias de estas arterias fueron asfaltadas para descongestionar el movimiento de motorizados, pero, gracias a las autoridades locales, están convertidas en mercados a lo largo y ancho de la vía.
Mucho se ha pedido que la Alcaldía haga realidad la construcción de un mercado moderno en los predios de la Velasco Galvarro entre Bolívar y Adolfo Mier, especialmente si ese proyecto está en mesa, durmiendo el sueño eterno de la incapacidad de quienes están en el deber de ejecutarlo.
Oruro no puede seguir siendo como un mercado persa, dando mucha pena ver parques y plazas cercadas por puestos de venta de toda índole, llegando al extremo de que sus áreas verdes son utilizadas como comedores populares para después convertirse en reservorios de basura.
Como orureños debemos respetar estos espacios y hacer que los visitantes también adopten la misma actitud. No podemos permitir que la histórica Plaza 10 de Febrero pierda su prestancia que infunde consideración a quienes lucharon por la emancipación orureña.
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