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Domingo 24 de noviembre de 2013

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Cultural El Duende

Homero Carvalho

24 nov 2013

Fuente: LA PATRIA

Homero Carvalho Oliva. Premio Nacional de Novela del Gobierno Municipal de Santa Cruz con “Memoria de los espejos” y “La maquinaria de los secretos”. Forma parte de “Antología del cuento boliviano contemporáneo, The Fat Man fron La Paz” (EE.UU.), “El nuevo cuento latinoamericano” (México), “Profundidad de la memoria” (Venezuela), “Antología del microrelato” (España) y “Se habla español” (México). Ha publicado los poemarios “Los reinos Dorados”, “El cazador de sueños” e “Inventario nocturno” (Premio Nacional de Poesía 2012) cuya muestra aparece en esta página.

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Laika

Hasta hoy la muerte

era algo que leía en los obituarios de los periódicos

veía en los noticieros de la televisión

y en los velatorios de las funerarias

que la vende a crédito

ofreciéndonos ataúdes con aire acondicionado.

La muerte llegó hasta mí

cuando en mis brazos sostenía a Laika

la perrita negra que el enamorado de mi hija

le regaló por el día de su cumpleaños.

Una cachorrita de seis meses

que era el regocijo de mis hijos

y que aprovechó un descuido

para salir corriendo a explorar la calle

por donde un infeliz pasó velozmente

y ni siquiera detuvo el automóvil

después de pisotear su pequeño cuerpo.

La muerte se posesionó de ella

cuando la llevábamos al veterinario

mientras mi hijo desesperado y angustiado

corría en el coche como un loco

con la esperanza de salvarle la vida.

En el trayecto sentí

cómo su corazón dejaba de latir

hasta que quedó inerte en mi regazó.

Mi hija colgó la fotografía de Laika

en el facebook y escribió en su muro

que esperaba que en el cielo de los perritos

esté comiendo muchas croquetas y huesitos

y jugando con los caracoles gigantes

que merodean nuestro jardín

que la cachorra miraba con curiosidad

mi hijo le pidió a Laika

que le muerda los tobillos a Dios

como lo hacía con nosotros

correteándonos por toda la casa.

Patria

La página en blanco

es la patria del poeta

habrá de liberarla

poblándola de versos

o morirá en el intento.

Mi padre

Mi padre murió en 1989

y hasta ayer no lo supe con certeza

su crepuscular ausencia llegó hasta mí

como la luz de esas estrellas

que se murieron hace miles de años.

Lo supe cuando uno de sus libros

me encontró desprevenido

y al leer su amorosa dedicatoria

recordé cuánto lo extrañaba.

Recordé esas épocas

en las que me asombraba

su romántico anarquismo

su terrenal sabiduría

y su especial poder de seducción

talento de ángel en celo

con el que apalabraba

a las más hermosas mujeres

y yo era una semilla que soñaba

ser como ese árbol gigante

poblado de quimeras amazónicas

épocas en las que el futuro

tenía el nombre de mi padre.

Cerré el libro y me dispuse

a engendrarlo en mi memoria

para hacerlo nacer con mis palabras.

Herencia

No vayan a creer

en Adán y su manzana

en los héroes de la historia oficial

en la solemne Constitución

y sus cuentos de Leviatán

en los pronósticos del fin del mundo

ni en las lágrimas de los políticos

cuando hablan de la patria

la patria no es otra cosa

que alguien a quien amar

una ciudad elegida para vivirla

una canción que nos convoca

un pasaje imprescindible

y los abrazos de sus padres

y por cierto los nueve meses

que maduraron cual simiente nuestra

en el vientre acuático de su madre

y el amor que se estremecía

haciéndonos balbucear de alegría

cuando pateaban la luna

anunciando que pronto nacerían

esos hijos míos y que sepan

que cuando nacieron

descubrimos que nosotros

éramos sus herederos.

Lección de gramática

Cuando éramos niños

las muchachas tenían nombres

de santas y beatas

se llamaban

Rosario, Juana, María, Inés.

Y lo importante era el sujeto.

Por ejemplo: María es una niña bonita.

De jóvenes sus nombres

se volvieron secundarios

y los atributos del predicado nos hechizaron:

las imponentes nalgas de Rosario

las inequívocas piernas de Juana

los negros ojazos de María.

las indivisibles tetas de Inés

que eran más atractivas

que los ángulos de todos los cosenos.

Y ahora que estamos viejos

los verbos pretéritos son el presente

y ya no sabemos

si las nalgas eran de Rosario,

de Juana, de María o de Inés.

Confundimos sujeto con predicado;

pero, a la profesora que se parecía

a Rita Hayworth y a nosotros, ya no nos importa.

La lucha de Don Quijote

En los tiempos

cuando la estirpe de las palabras

era el centro del universo

y le otorgaba sentido a la vida

el discreto Sancho Panza

amo y señor de la ínsula Barataria

descubrió que los desvelos

de Don Quijote de la Mancha

eran producidos por el lenguaje.

El ingenioso guerrero de la adarga

sabía que las palabras tienen memoria

y luchaba hidalgamente

para que no olvidemos su pasado

y siglos después repitamos

cada una de sus ingeniosas frases

como si las hubiéramos escuchado

de boca del propio caballero de los leones

al que todos tenemos por orate

y sin embargo lo citamos

ufanados de hablar

como razonables y grandes filósofos.

Fuente: LA PATRIA
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