Domingo 24 de noviembre de 2013
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¡Feliz Kant, que podía sentirse contento sólo con dar limosna a un mendigo y renunciar a ir al teatro! ¡Y feliz San Antonio, que resolvía toda su responsabilidad moral rechazando la imagen diabólica de una ninfa danzante que el Maligno le había teletransmitido ante su mítica fantasía! Nuestra realidad, por desgracia, es bien distinta. Responsables de todo un mundo que poseemos cognoscitivamente, en la práctica nos sentimos débiles y cobardes… la angustia (a causa de la impotencia culpable) es nuestro patrimonio de hombres morales de este siglo.
Umberto Eco. Italia, 1932. Escritor y filósofo.
Fuente: LA PATRIA
