En la política estratégica de recuperar los bienes del Estado para que rinda con eficiencia a los bolivianos está sin duda la Empresa Nacional de Ferrocarriles (ENFE), ahora en manos de una empresa chilena, en la parte de la red occidental y en una sociedad ampliada en lo que corresponde a la red oriental.
Muchos planteamientos se ha hecho a las autoridades de gobierno para que asuman la responsabilidad de recuperar este bien público y estratégico para que vuelva a cumplir especialmente los fines de integración nacional dando vida a centenares de poblaciones, que antes se desenvolvían económicamente al paso de los trenes con frecuencia de operaciones diarias.
Recientemente se habló de opciones interesantes como la de restablecer la actividad ferroviaria en algunos ramales, el caso del valle y su conexión práctica con la red oriental, posibilitando de ese modo la ampliación de servicios en el proyectado corredor bioceánico, considerando que por la vía férrea se perfila una estación de embarque en una población oriental fronteriza con el Brasil en un Puerto del Atlántico y atravesando gran parte de nuestro territorio unir a otro Puerto del Pacífico, en la zona occidental de la geografía nacional, eso significa pasando ineludiblemente por Oruro.
Pero…pese a un pertinaz reclamo de los orureños y cochabambinos, a través de sus organizaciones cívicas, laborales y periodísticas no se ha logrado que sea restablecido el servicio entre las dos ciudades, un tramo geográficamente accidentado pero factible de consolidarlo con trabajos de moderna ingeniería como propusieron expertos japoneses y que hace años pudieron trabajar con un soporte financiero de JICA, organismo financiero japonés. No avanzó ese proyecto y el tiempo se ocupó de destruir parte de la infraestructura ferroviaria.
De lo que se trata es de completar una red ferroviaria que cumpla objetivos de integración para fines de impulsar el desarrollo de regiones que sean favorecidas con el paso del ferrocarril, concretando el objetivo de habilitar paralelamente a las carreteras la vía férrea interoceánica, con lo que se beneficiará a los intereses regionales y a la economía nacional.
Nada avanzará si antes no se cumple un requisito que está consignado en la Constitución Política del Estado, tal como refiere un ex dirigente ferroviario al remarcar que la Carta Magna en su Art. 298, numeral 10, señala que “es obligación del Estado, construir, mantener y administrar los ferrocarriles en su red fundamental”, aspecto que por otra parte obliga a un proceso de recuperación del ferrocarril en sí.
Son interesantes las perspectivas que se abren cuando se habla de restablecer los servicios ferroviarios, como fueron en su mejor tiempo, pero además con una nueva visión de modernismo en cuanto se refiere a equipo y material rodante que tendrá que ser mejorado con la urgencia que amerite una decisión de recuperar y mejorar nuestro ferrocarril nacional.
No cabe duda que allí donde se vea, especialmente en países vecinos, los servicios ferroviarios son reguladores de tarifas de transporte público, por la competencia demostrada en capacidad de transporte masivo de personas y carga, aunque todavía –en nuestro medio– prevalezcan las diferencias de tiempo horario, más no las características de comodidad y seguridad.
Los ferrocarriles en otras latitudes se modernizan a ritmo acelerado, y en el caso de Oruro se habló inclusive de instalar un “tren veloz”, todo es posible si se define una política objetiva de mejorar el sistema ferroviario boliviano.
Fuente: LA PATRIA
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