Desarrollar potencialidades para una vida creativa y productiva

El desarrollo de nuestras potencialidades nos puede llevar hacia una vida creativa y productiva conforme a nuestras necesidades e intereses, modelo que muy bien se encuadra en los planes y programas del desarrollo humano -muy de moda en la mayoría de los países- poco difundido en nuestras regiones por tener los mayores niveles y más altos índices de pobreza.

Si bien, según los expertos, el modelo del desarrollo humano no debe ser considerado solamente por el crecimiento o caída de los ingresos de un país, se tendría que ampliar las opciones que tienen las personas para llevar la vida que valoran, incrementando el número de actividades que la gente pueda ser y hacer en sus vidas, como forma alternativa de darle un valor agregado al desarrollo humano que no puede regirse solamente al control del crecimiento económico y al contrario darle mayor validez al desarrollo personal y su crecimiento individual.

Sólo así lograremos cubrir las capacidades más básicas para el desarrollo humano, puesto que sin lograr estos objetivos que se constituyen las capacidades de muchas de las opciones, simplemente no existen y muchas de las oportunidades se convierten en meros enunciados o deseos que a la larga son inaccesibles para la gente que busca alternativas para mejorar su calidad de vida y quiere vivir bien.

Los expertos en desarrollo humano han lazando un slogan que resulta ser interesante porque proponen “el desarrollo de la gente, por la gente y para la gente”, identificando como el centro del desarrollo a las mismas personas, quienes con su condición de emprendedores innatos, su gran capacidad de decisión y su nivel altruista de progreso y desarrollo pueden construir las condiciones para el desarrollo humano que toda la población persigue, sean hombres, mujeres, jóvenes, niños o incluso ancianos, gente de la tercera edad, que apuesta por tener una vida saludable.

La principal propuesta para aplicar este modelo de desarrollo humano que comparte una visión común con los derechos humanos, planteando un pleno respeto por los derechos y libertades ciudadanas, surgió recién en el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) de Colombia, país donde se privilegia los derechos de los ciudadanos, se propugna el mejor trato entre las personas y se tienen objetivos de un mejor vivir a partir de una buena y excelente educación que supone formar hombres libres, en su actuar, pensar y vivir para alcanzar un pleno respeto a la dignidad de las personas.

En el modelo propuesto se tiene como objetivo final y como meta la “libertad humana” que conlleva –sin lugar a dudas- un avance cualitativo del respeto a la persona, por encima de la libertad de expresión que es la más promovida por las autoridades, instituciones y estamentos colombianos en un marco de amplia cultura de paz y diálogo permanente para superar los problemas internos de ese país y alcanzar la pacífica convivencia de su población.

Si se alcanza esta meta que pretende llegar a la vigencia plena de la libertad humana, los ciudadanos podrán ejercer a plenitud sus derechos y ser personas serán libres de realizar sus opciones y participar en la toma de decisiones que afectan sus vidas, su accionar y su pensar, pudiendo convertirse en actores directos del manejo y administración de una sociedad más humana, más justa y con plena libertad.

No se puede ignorar que el desarrollo humano es el principal eslabón que refuerza mutuamente la vigencia y respeto de los derechos humanos, así como estos están íntimamente ligados a la libertad de expresión y el derecho a disentir de los pueblos, acciones de decisión personal que ayudan a afianzar el bienestar y la dignidad de todas las personas, al permitir la construcción del respeto mutuo, la solidaridad, el compañerismo y hasta la auto deliberada protección de los derechos y libertades que poseen los ciudadanos y que no siempre son respetados por las autoridades que prefieren mantener un mando impostado antes que ganarse el respeto ciudadano y convertirse en los auténticos servidores de la voluntad popular.

Ojalá algún día en Bolivia podamos aplicar este modelo que resulta ser muy interesante a partir del rescate de los valores y el fiel cumplimiento de los derechos y libertades ciudadanas, construyendo el respeto por sí mismos y el respeto por los demás, como debería ser una norma universal de sana y pacífica convivencia ciudadana.

(*) Periodista

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