Son los tiempos de cambio que se dan en las posiciones políticas de varios países del orbe y que dejando o postergando su recalcitrante actitud ideológica, despiertan a realidades objetivas que abren las posibilidades de mejorar de modo pragmático la vida y el bienestar de sus habitantes.
Es el caso de Cuba, otrora reticente a la inversión extranjera y renuente a cualquier intento de cambiar su línea radical de rechazar “el capitalismo,” ahora se muestra justamente en la disposición de captar capitales para la producción.
Para efecto de hacer viable la participación extranjera en proyectos especiales que interesa al gobierno de la Isla, entró en vigor una normativa que abrirá una primera Zona Especial de Desarrollo considerada como el mega proyecto de Mariel, con la esperanza de que se convierta en el motor que impulse la deprimida economía cubana.
Se recuerda que Mariel fue justamente el puerto que se hizo famoso en 1980 por ser el escenario del éxodo masivo de 125 mil cubanos, un sitio que en la actualidad se moderniza con una primera inversión extranjera proveniente del Brasil, con fines especiales de ampliar operaciones en el Canal de Panamá.
En Cuba hablar de “inversión extranjera” era motivo de duras críticas a cualquier posibilidad de “atraer” capitales foráneos, salvo aquellos totalmente próximos a la línea y pensamiento de la revolución cubana.
Hoy en día se producen paulatinos cambios en esa línea de radicalidad y lo que se presenta es un panorama alentador para la atracción de capitales que se adecúen a los objetivos de la primera Zona de Desarrollo (Zedm), que se ubica en una extensa área, 465 kilómetros cuadrados y se divide en ocho sectores bien definidos en los que se instalarán parques industriales de alta tecnología, se habilitarán espacios de actividades logísticas, comerciales y de servicios que impulsarán los futuros proyectos de orden productivo, asegurando por supuesto fuentes de empleo para los cubanos.
Hay cambios sustanciales en Cuba, lo que no podía ni siquiera pensarse, es ahora un hecho real y práctico, hay una apertura para desarrollar un ambiente de negocios favorable a los intereses de la comunidad cubana desde sus altas autoridades hasta sus más desfavorecidos ciudadanos, permitiendo que cualquier empresa extranjera proponga su interés de inversión para que en tiempo récord y rompiendo los tradicionales y burocráticos sistemas de gestión que regían en la isla, ahora se respondan a los proponentes en cuestión de sólo algunos pocos días.
La invitación cubana a los inversionistas extranjeros, añade una determinación de asegurar que las empresas proponentes externas tendrán una “zona exclusiva” con mejores condiciones que en otras del país y para ello han establecido regímenes tributarios, laborales, aduaneros, monetarios y hasta bancarios de carácter especial, todo garantizado en la zona de Mariel.
La invitación cubana ha sido presentada de manera especial y en forma inicial a los gobiernos de China o Rusia, además de otros europeos que tendrán prioridad para aprovechar las ventajas de instalarse en la Zona de Desarrollo que ya está siendo habilitada por instrucciones de La Habana.
El cambio en la línea comercial de Cuba, revolucionariamente opuesta a capitales extranjeros, es ahora toda una novedad para quienes se interesen en una serie de proyectos industriales. Seguramente este hecho connotativo en materia de política internacional servirá de ejemplo para que otros gobiernos capten la idea de encarar grandes proyectos con inversiones extranjeras.
Fuente: LA PATRIA
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