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Domingo 10 de noviembre de 2013

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Cultural El Duende

Desde mi rincón

Dos respuestas catalanas a Vargas Llosa

10 nov 2013

Fuente: LA PATRIA

En esta misma columna (cf. El Duende, nº 461 y 462, 23-I y 6-II-2011) ya he manifestado mis profundas discrepancias sobre un aspecto de la ideología del escritor peruano-español Mario Vargas Llosa, quien cree que su sedicente progresismo le autoriza situarse más allá de las realidades nacionales, que equipara con las fases tribales de la sociabilidad humana; en todo caso, indignas de subsistir en nuestro tiempo. Hago conocer aquí la traducción de dos textos catalanes: uno de un historiador y otro de un periodista. Dos textos nítidamente críticos de las ‘creencias’ o fobias personales de Vargas Llosa, siempre actos de fe españolista ante el pleito que enfrenta a Cataluña y España. Aparecieron, respectivamente, en la edición nacional del diario EL PUNT AVUI de 27-V-11 y 24-IX-13. El artículo de Solé i Sabater, educado en su forma, pone el dedo en la llaga de una gravísima incoherencia en la literatura de Vargas: un autor que no deja de decir pestes de los nacionalismos, ¿cómo puede escoger como héroe de su última novela a un irlandés que abandona el unionismo británico para pasar a militar en la guerrilla independentista de su patria? Que el propio Vargas trate de darle respuesta; por mi parte, creo ver la respuesta en el carácter postizo, inducido (¿mercenario?) de su españolismo. A menos que la verdad estuviera en una insuperable esquizofrenia entre su semifabulación literaria y su trinchera ideológica. (TAMBOR VARGAS)

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CARTA ABIERTA A VARGAS LLOSA

Josep Maria Solé i Sabaté

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Apreciado y admirado escritor: en unas circunstancias personales muy duras, su libro El sueño del celta me ha acompañado en las horas más intempestivas. Le he de felicitar. Como en toda su obra que tanto admiro, he encontrado aquel tipo de universo que hace que el lector se sienta transportado por lo que usted ha escrito. Gracias a usted, como dice el mismo libro, he vivido “... una ventura existencial, en la que la oscuridad del alma humana aparece en su estado más puro y, por tanto, más enfangado”.

Le escribo en catalán porque sé, y lo he leído en su estudio Carta de batalla por Tirant lo Blanc, lo mucho que conoce nuestra cultura. Tengo una pregunta (que me obsesiona desde hace años), después de leer El sueño del celta. La obra se basa en la controvertida personalidad de un irlandés muy anglófilo que llegó a ser uno de los hombres clave en la denuncia para poner fin al colonialismo más cruel de Leopoldo II de Bélgica: éste ejercía en el estado libre del Congo, que a fines del siglo XIX era de su absoluto dominio, una violencia absoluta, es decir: torturas y castigos, muertes, mutilaciones, violaciones, trabajos forzados y cuanto de maligno pueda imaginar la mente humana. El irlandés dio inicio a que se pusiera límite a tanta vesania.

Reconocida mundialmente su denuncia y honrado con la nobleza por el Foreign Office, fue enviado –todavía como usted explica tan bien– a la región peruana amazónica del Putumayo, donde se practicaban hechos similares contra los indígenas para obtener caucho.

También aquí Roger Casement fue la punta de lanza del declive de una barbaridad comercial y productiva similar a la que existía en el Congo Belga. En este caso todavía se determinaron responsabilidades penales gracias, a pesar de todo, a las autoridades peruanas.

El otro gran apartado y fondo del libro es el descubrimiento de la propia identidad irlandesa de Roger Casement. Aquí borda la introspección psicológica hacia su identidad, cultura, el acercarse a la vieja y bella lengua gaélica; o adentrándose en el conocimiento de las tradiciones, costumbres, labor de la tierra, pescadores, guerras, emigración y ocupación militar inglesa, muestra su extraordinario reconocimiento a quien lucha por su más profunda personalidad nacional.

La pregunta que no me abandona, aunque defiendo su arte a pesar de todas las negaciones de respeto del nacionalismo catalán, es ésta: ¿para usted sólo es respetable el nacionalismo reivindicativo armado; en el que se mata o se muere por la nación reivindicada? Roger Casement, acusado de traición por el gobierno británico, fue ahorcado por haber optado por la lucha armada a favor de Irlanda, aunque hubiera de llegar a un acuerdo militar con los alemanes en la Primera Guerra Mundial. Me dolería pensar que no me sepa responder.

Creo que usted es hijo ideológico de dos nacionalismos brutales y terribles: el español, que siempre se ha impuesto mediante la fuerza de las armas; y de su hijo espurio, el nacionalismo criollo excluyente, propio de descendientes españoles que sólo vieron la formación de la identidad nacional en el derramamiento de sangre.

Le felicito por haber obtenido el Premio Nobel. Su voz y sus escritos tienen, ahora y merecidamente, un eco más universal. Por esto le quisiera mostrar la visión de un nacionalismo que se defiende de leyes contrarias de un Estado que no ha cesado de intentar hacernos desaparecer como pueblo; que todavía hoy, en democracia, el partidismo político ignora lo que dicen las instituciones científicas. Por esto me atrevo a explicarle de forma breve que el nacionalismo catalán se basa en la lengua, la cultura, la democracia, el sumar a quien vive entre nosotros; en definitiva, en la libre elección de la gente y de su futuro. Espero, como lector que le admira, que reflexione en ello.

Cordialmente.

VARGAS LLOSA

MANUEL CUYÀS GIBERT

No hay como ser Premio Nobel de Literatura. El escritor Javier Cercas publica el domingo en el diario EL PAÍS un artículo en contra de la consulta catalana que cuesta Dios y ayuda entender, de tan enrevesado como es y que no sé qué explica de un semáforo rojo; y el domingo siguiente Mario Vargas Llosa, el Nobel de marras, afirma en el mismo diario que se trata del “mejor artículo que he leído sobre el tema del independentismo catalán”. Se ve que hay que ser galardonado por los suecos para apreciar según qué literatura. Pero: ¿y “el tema”? ¿Un premio Nobel usando la palabra ‘tema’ como si se tratara de un aspirante a los cursos de escritura del Atenero Barcelonés? Mira que la frase se entendería igual si dijera “el mejor artículo que he leído sobre el independentismo catalán”. Sin ‘tema’, que aquí no pinta nada. Mario Benedetti había dicho que a Vargas Llosa se lo ha de leer, pero no escuchar. A ver si, con estas redacciones escolares, también nos habremos de abstener de leerlo.

Afirma el escritor en el artículo dominical: “Viví casi cinco años en Barcelona, a principios de los setenta –acaso los años (ya has dicho ‘años’, Nobel) más felices de mi vida– y en todo ese tiempo creo que no conocí a un solo nacionalista catalán. Los había desde luego, pero era una minoría burguesa y conservadora sobre la que mis amigos catalanes –todos ellos progres y antifranquistas- gastaban bromas feroces”. No conoció ¡nacionalistas’ porque en aquella época no se utilizaba el término! Tampoco ‘independentista’. La gente era ‘de la ceba’, ‘catalanista’, ‘separatista’, que, con matices, quería decir lo mismo. ¿No cayó en la cuenta de ello, nuestro hombre? Según cuenta, se trataba con ‘progres’ y ‘antifranquistas’. Como si los ‘nacionalistas’ no fueran antifranquistas y sólo ostentaran la condición de ‘progres’ los que conoció en Bocaccio y en la calle Tuset. ¡Qué años barceloneses más mal observados!

Los ‘de la ceba’ y separatistas –burgueses o progres– durante treinta años han intentado entenderse con España. No lo han visto posible y ahora piden votar para ver si son más o si la mayoría cae del lado del Nobel que nos riñe y nos alecciona y que es el mismo que, según sagaz apunte del amigo Ramón Iglesias (de Portbou), no pudo convencer a los peruanos de ser mejor que Fujimori.

Fuente: LA PATRIA
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