Domingo 10 de noviembre de 2013
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En una novela de Benito Pérez Galdós llamada “Realidad” el personaje central, Orozco, ha descubierto la infidelidad de su mujer. Veamos sus reacciones.
Orozco no quiere caer en la pasión del resentimiento, de la necesidad de venganza; no quiere sufrir. Lucha contra esas emociones. Pretende conservar la frialdad de la razón. ¿Qué es la infidelidad? ¿Qué es la fidelidad? Son todos elementos pasionales indignos de una mente fría, racional. Así se habla a sí mismo:
“Fuera locurillas impropias de mí. Los celos, ¡qué estupidez! Las veleidades, antojos o pasiones de una mujer, qué necedad raquítica. ¿Es decoroso para el espíritu de un hombre afanarse por esto? No: elevar tales menudencias al foro de la conciencia universal es lo mismo que si, al ver una hormiga, dos hormigas o cuatro o cien, llevando a rastras un grano de cebada, fuéramos a dar parte a la guardia civil y al juez de primera instancia. No; conservemos nuestra calma frente a estas agitaciones microscópicas, para despreciarlas más hondamente… Que nadie advierta en ti el menor cuidado, la menor pena por lo que ha ocurrido en tu casa. Para tus amigos serás el mismo de siempre”.
Fuente: LA PATRIA