Viernes 08 de noviembre de 2013
ver hoy
“El amor no se puede reducir a un sentimiento que va y viene, tiene que ver ciertamente con nuestra afectividad, pero abrirse a la persona amada e iniciar un camino que consiste en salir del aislamiento del grupo para encaminarse hacia otra persona, para construir una relación duradera. El amor tiende a la unión con la persona amada. Y así se puede ver en qué sentido el amor tiene necesidad de verdad. Sólo en cuanto está fundamentado en la verdad el amor puede perdurar en el tiempo, superar la fugacidad del instante y permanecer firme para dar consistencia a un camino en común.
De esta verdad, tan hermosa como el mismo amor y la fe y la fidelidad, nos habla el Papa Francisco, tan conocedor del amor y sencillo en sus expresiones,
Perdurar en el tiempo; algo de lo que adolece la persona en la actualidad. La fidelidad, el compromiso espanta. Todo es perecedero, sólo se cree en el momento. Pensar en la fugacidad del tiempo.
Hoy somos y al mirar hacia atrás, ya no están los que nos acompañaron en el caminar terreno. Se fueron y sólo la fe nos hace pensar en la certeza de que lo que fue pasajero, tiene que de algún modo perdurar. El ser racional tiene que estar llamado a un amor que se pierde en el pensar y elevarse; estamos de paso pero no somos fuegos fatuos que se desvanecen. Si así fuese, ¿merecería la pena vivir la vida, sometida a la temporalidad, sus inquietudes y sinsabores? Pero el vivir, claro que compensa sabiendo dejar el pozo del buen hacer, escribiendo las páginas de nuestra vida en el aquí y ahora. Una vida individual que actuó sobre el conjunto