No es una novedad pero desde el mes pasado se instaló en dos hospitales del seguro social en La Paz, el Materno Infantil y el Obrero, una dependencia que tiene el rótulo de “Control Social” y que funcionará con personal de la entidad y una representante de la Central Obrera Boliviana (COB) para recibir todo tipo de quejas y denuncias de los asegurados que se sientan afectados por mala atención en los servicios de salud.
Según el Director Nacional de Salud se trata de dar a los asegurados un espacio para que puedan formular sus reclamos y denunciar mala atención profesional, demora en tratamiento de ciertos casos o informar sobre la falta de insumos propios para garantizar una buena atención a los pacientes.
Decíamos que el asunto no es nuevo, hace años, precisamente a iniciativa de los dirigentes sindicales y ante permanentes reclamos de los asegurados, se estableció un tipo de “control obrero” que permitía detectar las deficiencias en varias secciones de la Caja, generalmente por irresponsabilidad funcionaria.
Las cosas no han cambiado mucho, los problemas que puedan detectarse en realidad son parte de la cotidianidad de la CNS, donde falta personal especializado, equipos, y la aplicación de un sistema que agilite la atención de miles de pacientes en todos los centros de salud, que confrontan los mismos problemas por las condiciones restrictivas vigentes en todos los consultorios y en los sistemas de emergencia.
Según la autoridad nacional del sector se trata con el “control social” de conocer directamente los reclamos de los asegurados para mejorar la reestructuración de la Caja en la que debe ejecutarse el “Sistema Integral de Salud” que ya está en práctica desde el pasado mes. Se ha dispuesto que brigadas móviles efectúen consultas a domicilios de algunos pacientes impedidos de llegar a los centros médicos, con lo que se pretendía disminuir la aglomeración de pacientes en los consultorios familiares del sistema.
En realidad las deficiencias de atención en la CNS son parte de su anacrónica estructura administrativa, como lo reconocen las actuales autoridades que buscan paliativos a los males institucionales, como el caso del “control social” que podrá seguramente canalizar algunas gestiones a favor de pacientes que requieren atención de urgencia, porque en los hechos las limitaciones de personal especializado y de equipos seguirá causando reclamos al por mayor.
Con o sin control social las quejas seguirán siendo aquellas que se refieren al prolongado tiempo de espera que deben soportar los pacientes para tener una atención rutinaria y preventiva, es peor si por las condiciones de salud el paciente debe ser sometido a ciertos análisis o exámenes especializados, que son los que mayor tiempo requieren, inclusive más de 15 días, sin tomar en cuenta razones de urgencia en tratamientos médicos severos.
Algunas autoridades de la CNS formulan anuncios interesantes sobre la inclusión de algunos equipos médicos modernos, lo que garantizaría exámenes de mayor efectividad para pacientes, empero en la práctica esos equipos no son utilizados por la carencia de personal especializado. Es decir que las soluciones no son estructuralmente completas, y mientras no se solucione la deficiencia de personal la atención seguirá siendo deficiente.
Lo que se necesita con urgencia es una reestructuración administrativa de todo el sistema de la CNS, empezando por una evaluación profesional de alto nivel que establezca debilidades y fortalezas del sistema, para corregir deficiencias y fortalecer los aciertos, de modo que los asegurados se sientan más seguros en su entidad de salud.
Fuente: LA PATRIA
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