La gestión presente avanzó inexorablemente con una rapidez que asombra y con una preocupación que crece entre las autoridades que manejan recursos económicos del pueblo que al finalizar el año deben mostrar un avance positivo de su administración y un beneficio “palpable” por parte de la comunidad.
Ya son varias las gestiones en que el ciclo regular que mencionamos no se cumple como quisiéramos, debido a una serie de factores que alteran las buenas intenciones y dejan frustradas las expectativas ciudadanas. Sucede que no mejoran las condiciones de ejecución, aunque por los datos existentes se incrementan los recursos otorgados por el Estado mejorando los Planes Operativos Anuales (POA) pero increíblemente con serios tropiezos para alcanzar metas presupuestarias.
A fines de octubre pasado se conoció la “rendición de cuentas del municipio” estableciéndose que la ejecución presupuestaria alcanzó tan sólo a un 28 por ciento del presupuesto consistente en casi 880 millones de bolivianos, de los que se gastaron tan sólo 245.197.098 bolivianos, sin embargo se formuló una aclaración pues inicialmente el POA consignaba sólo 640.060.600 bolivianos que con el gasto ya referido sumaba un porcentaje próximo al 40 por ciento, que se alteró debido al incremento presupuestario en casi 240 millones de bolivianos, es decir una suma inferior en 5 millones a la que se gastó en el curso de la gestión. El hecho es comprensible, aunque no deja de preocupar que no se alcancen los límites de ejecución eficiente.
En el caso de la Gobernación se menciona una ejecución del 43 % de su presupuesto vigente incluyendo un incremento de 100 millones de bolivianos a los 140 inicialmente programados, lo que significa un POA de 240 millones y un gasto hasta octubre mayor a los 110 millones, lo que se consigna como parte de la ejecución presupuestaria propiamente cumplida y que tendrá algunas variantes importantes hacia el final de la gestión. En el caso de la Gobernación hay que tomar en cuenta el déficit heredado de la gestión prefectural que incide negativamente en el uso de recursos, pues un monto importante cubre las deudas atrasadas.
Lo que se rescata de los informes correspondientes es que ni la Alcaldía, ni la Gobernación han cumplido satisfactoriamente la ejecución de sus presupuestos que han sido incrementados y obligarán a un replanteo de los planes para su próxima ejecución tomando en cuenta que lo que va del año, los programas de impacto, como se los denomina a los más importantes, han sido muy pocos con un recuento mayormente de “obras de maquillaje” en un caso y de seguimiento en otro, inclusive sin llegar a la culminación de obras, por ejemplo en el caso de la construcción de carreteras.
En el tiempo que resta de la gestión en curso, es poco lo que se espera en la ejecución de los presupuestos, algo tendrá que mejorar indudablemente pero lo más importante, como son los megaproyectos, que deben favorecer a la comunidad en conjunto, tendrán que anotarse con prioridad en la nueva gestión como la carretera a Pisiga, implementación del Puerto Seco, fortalecimiento de los planes exploratorios mineros, impulsar la construcción del Mercado Central, el embovedado del Tagarete, el desarrollo de saneamiento básico ampliando la red de alcantarillado en los barrios que carecen de esos servicios y por supuesto mejorando los servicios de salud y educación. Este conjunto de proyectos corresponden a la Alcaldía y la Gobernación.
Fuente: LA PATRIA
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