Oruro desde su nacimiento siempre fue una ciudad con historia, no solo por los hechos que se vivieron desde su fundación, sino también por sus lugares y personajes que hicieron de ella inolvidable. Sin embargo, con el paso de los años, esos detalles se fueron perdiendo y ahora nos encargaremos de recordarlos.
VISITA DE BOLÍVAR
En la esquina de las calles La Plata y Sucre, donde actualmente se encuentra el edificio de Mutual “El Progreso”, antiguamente existía una casa de la Iglesia de La Compañía de Jesús, que se cree era una vivienda de residencia para los antiguos sacerdotes jesuitas.
En septiembre de 1825, llegó a Oruro el Libertador Simón Bolívar, recibiéndolo con arcos de flores por la calle de la Gran Colombia, hoy 6 de Octubre. Fue precisamente en esa casa donde se alojó el Libertador, porque tenía todas las condiciones para albergar a visitantes de reconocida trayectoria.
La casa tenía como característica principal un balcón alto, que se cayó a inicios del siglo XX. Tras la llegada de Bolívar se asomó al balcón para emitir un discurso a la población que lo vitoreaba. Fue en esa casa que Bolívar, durante su estadía de tres días, se encargó de escribir varias cartas, una enviada a Panamá, otra a Jamaica, cuya prueba de ello es que esos documentos se encuentran en el museo británico, en cuyo encabezado de esas misivas está escrito: “Oruro, septiembre de 1825”.
CALLE DE LA INJUSTICIA
La calle La Plata casi Ayacucho, será conocida de por vida como la calle de la “injusticia” y no precisamente porque allí esté el Palacio de Justicia que fue derruido, sino porque el 15 de febrero de 1781, los indígenas en su afán de robar las Cajas Reales, victimaron cruelmente a uno de los héroes de la Revolución del 10 de Febrero, Sebastián Pagador, a quien se le atribuye la gloriosa proclama de esa fecha y quien por primera vez habló de una Patria.
Tras la revolución, Pagador fue ordenado a custodiar las Cajas Reales, acompañado de una pequeña guardia, la finalidad era para que esos recursos sirvan para cubrir los gastos que supondrían el arribo de Túpac Amaru.
Sin embargo, una horda de indígenas intentó robar las Cajas Reales y se produjo un forcejeo donde Pagador rompió la cabeza de un campesino. Ese hecho exasperó más a la turba.
El corregidor Jacinto Rodríguez anoticiado de lo sucedido, mandó a que Pagador sea sometido a un sumario. Cuando era sacado de las Cajas Reales, el tumulto de indígenas sacrificó a Pagador, lo descuartizaron después de darle de golpes y cuchillazos. Fue el primer mártir de la revolución del 10 de Febrero, quien murió en la “calle de la injusticia”.
TAMBO DE CONDE CANCHA
El tambo de Conde Cancha, era un espacio amplio que estaba situado donde actualmente es el Sindicato de Trabajadores de la Prensa de Oruro, en las calles Murguía entre Soria Galvarro y 6 de Octubre. Se caracterizaba por ser un sitio muy popular durante la época colonial, que servía para que los indígenas muestren los productos de su cosecha, ofrecidos a la gente de la Villa. Había muchos tambos en aquella época.
Allí había una administradora de nombre Francisca Goya, conocida como la “Condo Goya”, quien era propietaria del lugar y abuela de José Santos Vargas, niño que quedó huérfano de padre y madre a temprana edad. Sin embargo, el tutor de una familia muy reconocida en la ciudad, se hizo cargo del cuidado de Santos Vargas, quien con el tiempo fue obligado a ser escribano de las Cajas Reales.
El 16 de noviembre de 1811 ocurrió la invasión de cochabambinos a la Villa de Oruro, donde en la calle 6 de Octubre se libró una cruenta batalla. Los indígenas y mestizos fueron encerrados en el tambo, entre ellos José Santos Vargas, quien luego se escapó junto a los derrotados cochabambinos. Ese hecho cambiaría su vida, porque en los campos de Ayopaya, el comandante Eusebio Lira lo nombra “tambor” de la Guerrilla de Ayopaya. A partir de ese cargo, Santos Vargas, conocido como “Tambor Vargas”, escribiría el diario más completo de la Guerra de la Independencia de Bolivia.
CALLE DE LA INJUSTICIA
La calle La Plata casi Ayacucho, será conocida de por vida como la calle de la “injusticia” y no precisamente porque allí esté el Palacio de Justicia que fue derruido, sino porque el 15 de febrero de 1781, los indígenas en su afán de robar las Cajas Reales, victimaron cruelmente a uno de los héroes de la Revolución del 10 de Febrero, Sebastián Pagador, a quien se le atribuye la gloriosa proclama de esa fecha y quien por primera vez habló de una Patria.
Tras la revolución, Pagador fue ordenado a custodiar las Cajas Reales, acompañado de una pequeña guardia, la finalidad era para que esos recursos sirvan para cubrir los gastos que supondrían el arribo de Túpac Amaru.
Sin embargo, una horda de indígenas intentó robar las Cajas Reales y se produjo un forcejeo donde Pagador rompió la cabeza de un campesino. Ese hecho exasperó más a la turba.
El corregidor Jacinto Rodríguez anoticiado de lo sucedido, mandó a que Pagador sea sometido a un sumario. Cuando era sacado de las Cajas Reales, el tumulto de indígenas sacrificó a Pagador, lo descuartizaron después de darle de golpes y cuchillazos. Fue el primer mártir de la revolución del 10 de Febrero, quien murió en la “calle de la injusticia”.
APORTE DE HITLER
En 1922 fue fundado el Colegio Alemán, por ciudadanos alemanes residentes en Oruro. La ciudad tuvo la presencia importante de militares alemanes, entre ellos Ernst Röhm, asimilado en el Ejército boliviano con el grado de teniente coronel. Era el mejor amigo de Adolf Hitler y el único que lo tuteaba. Röhm estuvo en Oruro hasta fines de la década del 20, fue creador de las Camisas Pardas, orden que no pudo consolidar en Alemania, por el simple hecho de que Röhm envió dos cartas desde Bolivia a un médico alemán confesándole que era de tendencia homosexual.
Aquel hecho no fue asimilado por Hitler, quien mandó a apresar a su amigo y a todo miembro de las camisas pardas para matarlos. Röhm deleitaba a Hitler entonando el Himno Nacional de Bolivia, que lo tocaba a piano, además que el dictador estaba muy fascinado por las experiencias bélicas de Bolivia, principalmente con la Guerra del Chaco, a la que hizo un seguimiento desde allá, incluso estuvo a punto de ayudar a Bolivia para ganar la guerra.
En esa época, los alemanes residentes en Oruro, solicitaron a Hitler apoyo económico para terminar de construir el Colegio Alemán y fue así que dispuso el envío de dinero para culminar la fachada del Colegio Alemán, donde era el tambo de Conde Cancha. Cuando ocurrió la Segunda Guerra Mundial, el Colegio Alemán cambió de nombre por el de Oruro. Como los judíos no eran permitidos en ese establecimiento, fundaron el colegio Anglo Americano.
FUENTE DE AGUA
Aún existen indicios de una fuente de agua que estaba situada en las calles Aldana y Soria Galvarro, donde la gente del centro de la ciudad de abastecía del líquido elemento, que en el siglo pasado se hizo cargo el Servicio Local de Acueductos y Alcantarillados (SeLA). Esa fuente dio origen a innumerables supersticiones y cuentos populares, entre ellos, la aparición de un gallo durante todas las mañanas. Asimismo, se dice que apareció un gigante que causó alarma en la población de esa época.
INGENIO
Otro lugar que está muy bien escondido y quizás por percibido son las ruinas de lo que se cree, fue antiguamente, un ingenio colonial y que su ubicación exacta actualmente está en las calles Soria Galvarro entre Aldana y Ballivián.
Esos restos son perceptibles desde la calle, citada en la mencionada dirección, pero son más evidentes cuando uno ingresa al Colegio Reekie, en la parte Oeste del establecimiento educativo, están las columnas y arcos del ingenio colonial.
Son como diez, las columnas que están en el interior del colegio y que a la fecha forman parte de una historia olvidada.
Se dice además que los ingenios debían estar muy cerca de lugares donde había agua, precisamente para procesar el mineral. Otra evidencia que ese lugar fue un ingenio es que en la esquina de las calles Aldana y Soria Galvarro, se encuentra un ojo de agua.
HELADOS DE CANELA
El origen de los helados de canela, se remonta al siglo pasado, cuando una señora que vivía en las calles Soria Galvarro entre Bolívar y Adolfo Mier, aprovechando el gélido invierno, subía hasta el cerro del Conchupata a recoger hielo. Lo hacía todo el tiempo en las mañanas y durante las tardes, cuando la temperatura subía en las tardes, abría las puertas de su casa para vender uno de los manjares más exquisitos, como son los helados de canela. El público consumidor se quedaba en la Plaza Castro y Padilla para deleitarse del exquisito sabor de este producto, actualmente calificado como Patrimonio de Oruro.
FUENTES BIBLIOGRÁFICAS
Ángel Torres Sejas. “Oruro en su Historia”, Editorial Juventud, La Paz 1994
Zenobio Calizaya Velásquez. “Vida y Milagros de la Villa San Felipe de Austria”, Imprenta Guten, La Paz 1998
Robert Brockmann, “El General y sus Presidentes”, Plural Editores, La Paz 2009
La Ruta de la Media Noche, director Mauricio Cazorla Murillo
Fuente: LA PATRIA
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