El Beaterio: Un monumento a la voluntad caritativa de los orureños

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Gracias a la voluntad de los orureños y en respuesta a la gran labor caritativa que demostró la Madre Nazaria Ignacia y sus Misioneras Cruzadas de la Iglesia, se edificó el templo de Jesús Nazareno, además del actual Beaterio que es una parada obligada de quienes visitan la ciudad de Oruro.

En la época de la fundación de la congregación, Misioneras Cruzadas de la Iglesia, ocurrieron varias guerras y por ende problemas económicos en todo el planeta, como por ejemplo la Guerra del Chaco, época en la que Nazaria abrió las puertas de su casa para acoger a los huérfanos del conflicto bélico y a la vez destinó a las religiosas a los campos de batalla para la atención de los caídos y heridos.

A partir de ese momento, comenzó a trabajar para reunir centavo a centavo, el dinero necesario para consolidar una nueva construcción, que perdure firme hasta la actualidad.

Posteriormente, el 16 de junio de 1925, se fundó la nueva congregación, con un capital de 40 centavos entregados por la ex-abadesa de las Nazarenas, junto a diez jóvenes de distintos lugares del país, que fueron sus primeras compañeras, con ellas se inició las primigenias obras misionales en las minas de Uncía, como en Toledo, Condo, Challapata y Poopó.

Tras muchas obras de caridad y atención a los necesitados, la madre Nazaria, el 12 de febrero de 1927, recibió la noticia que la Congregación religiosa diocesana de las Hermanas Misioneras de la Cruzada Pontificia, fue erigida canónicamente como “hija primeriza, tierna, legítima de la Iglesia boliviana”, según había manifestado el Obispo, Monseñor Antezana.

Las “pontificias”, atendían en Oruro a niñas abandonadas, visitaban a los presos, catequizaban en las parroquias y en los cuarteles, a la vez preparaban las visitas pastorales en las minas y en los campos.

Continuando con su deseo de ayudar a los necesitados, la Madre Nazaria Ignacia, abrió comedores populares, un acto de humanidad que mantienen las religiosas, quienes atienden a diario con almuerzo a muchas personas necesitadas.

La manutención de toda la congregación se cumple con aportes de la población y lo que logran reunir en el bazar que realizan a fin de año, a pesar que tienen durante el año la colaboración de algunas instituciones, quienes aportan con víveres, ropa y recursos económicos para la atención y servicio al prójimo.

Cuando se preguntaba a la Hermana Nazaria con qué recursos mantenía el servicio que brindaban a los pobres, ella respondía: “Con el banco de la providencia”, frase que también se mantiene, puesto que algunos días, se incrementa el número de comensales y de las ollas continúa saliendo el alimento diario para todos.

Actualmente, el convento y el templo, son considerados como un museo, donde los visitantes pueden apreciar las imágenes de varios santos que datan de la década de los años 20 del siglo pasado, como el Jesús Nazareno, que participaba de una procesión hasta finales de los años 30, además de encontrar la cripta de la Madre Nazaria Ignacia, quien fue beatificada hace más de 20 años, de hecho ahora prosigue el trámite para su canonización. En la actualidad, continúan apareciendo testimonios de personas que aseguran recibir los milagros de Nazaria Ignacia, por lo que muchos turistas llegan al “Beaterio”, para conocer la vida y obra de una mujer que luchó por los más desposeídos.

BIBLIOGRAFÍA:

- “Oruro en su historia” de Ángel Torres Sejas

- Entrevistas a hermanas de la orden “Misioneras Cruzadas de la Iglesia” de Oruro

Fuente: LA PATRIA