El pasado 31 de octubre, fue recordada la nacionalización de las minas, dando duro golpe a la denominada "rosca minera", integrada por tres empresas y que estaban en manos de Patino, Hochschild y Aramayo, que tenían tareas de prospección, explotación y comercialización de nuestra riqueza minera con escaso control del Estado, cuyas autoridades llegaron al poder con la cuota económica recibida del consorcio minero que tenía la facultad de diseñar presidentes.
Llegó la Revolución Nacional el 9 de Abril de 1952, por acciones de ciudadanos comunes especialmente fabriles de La Paz y Oruro, encabezados por líderes del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), incluso con el alzamiento de dos regimientos policiales paceños, a órdenes del entonces ministro de Gobierno, general Antonio Seleme, personaje que, en plena acción revolucionaria, después de tener disputas con miembros del MNR, optó por asilarse en una Embajada.
La lucha fratricida se tornó cruenta durante dos días en La Paz y tres en Oruro porque este último departamento consolidó la revolución con acciones de mineros de San José y Huanuni. Antes de las acciones de mineros, civiles orureños tomaron el recinto policial de Oruro ubicado en la calle Bolívar. Luego, se trasladaron hacia la ex Región Militar ubicada en las calles Velasco Galvarro y Ayacucho apoyados por una volqueta de la Alcaldía Municipal que destrozó la puerta de ingreso, sin recibir resistencia de los pocos efectivos militares ante la presencia de revolucionarios encabezados por el dirigente minero, Mario Tórrez Callejas, apodado "Chapi Tórrez".
Logrando su segundo objetivo el grueso ciudadano se trasladó hacia el Regimiento Camacho tomando sus instalaciones a las 4 de la madrugada del 10 de abril después de una balacera entre ambos bandos con fusiles, ametralladoras y morteros. Posteriormente, la refriega se trasladó a la zona este de la ciudad de Oruro (Papel Pampa) donde se consolidó la revolución con la rendición de dos regimientos.
NACIONALIZACIÓN
El MNR con la primera presidencia de Víctor Paz Estensoro, delineó la nacionalización de las minas, copiando el programa político del Partido de Izquierda Revolucionaria (PIR) liderado por el trío Arze, Anaya y Arratia, tres hombres de avanzada que formaban una fuerza obrera y convertirse en el principal grupo político del país que buscaba recuperar las minas para el Estado boliviano.
El 31 de Octubre de 1952, hace 61 años, se firmó el Decreto Supremo de la nacionalización en Catavi, con presencia de líderes políticos, en el campo " María Barzola", decreto firmado por Paz Estensoro con el compromiso de recuperar nuestra riqueza y poniendo como administradora a la Corporación Minera de Bolivia (Comibol) que en el transcurso de algo más de 37 años, tuvo en su seno a 37.000 trabajadores distribuidos en varias empresas, con pulpería subvencionada de cuatro artículos: azúcar, arroz, carne y pan, junto a vivienda, agua, salud, educación y energía eléctrica gratuita, además bono de producción, provocando de esta manera su fracaso económico y obligando al Estado el respaldo financiero para mantener su equilibrio, hasta caer en la maldita "Relocalización Obrera" a través del Decreto Supremo 21060 que hasta hoy sigue en vigencia.
Como testigo de este proceso intuí el fracaso de Comibol, porque esta institución tuvo cuatro dueños: El Estado, los políticos de turno, el poder obrero y las milicias que empujaban al incremento de personal en las minas en una proporción de sólo 25 % de trabajadores en interior mina en labores de producción y 75 % en el exterior.
Con el pasar del tiempo, en la actualidad se manifiestan como líderes de la nacionalización varias personas especialmente en la dirección minera; pero las caras visibles fueron Juan Lechín, con permanencia permanente en la Fstmb y la COB. Lechín traicionó a sus bases con totalitarismo y prorroguismo, en tanto es notoria la actuación de Simón Reyes, valiente luchador que nunca se sometió a Lechín menos a los gobiernos de turno; otros dirigentes consecuentes fueron Kuncar, Mario Tórrez, los hermanos Morales, Cabrera, Jara y Ortiz; pero nunca vi actuar en el proceso de nacionalización a Milton Gómez, Edgar Ramírez, Pedro Montes, tampoco a Filemón Escóbar, que aún mozalbete dormía sobre una banca en las sedes sociales junto a Lidia Gueiler, cuando los principales dirigentes mineros realizaban giras por varios distritos, informando sobre el nuevo proceso de la minería. Domitila Chungara, tuvo protagonismo relevante recién en los años 80 del siglo pasado al hacer frente a la dictadura de la época junto a otras tres mujeres valientes que abrieron la senda de la democracia con el impulso permanente de periodistas.
Actualmente, Comibol todavía no encuentra sin rumbo adecuado; sin embargo, el Presidente Evo Morales pretende hacerla más eficiente reestructurándola con personal capacitado que conozca la verdadera función administrativa y económica de nuestras minas y que la empresa no sea reducto politiquero.
(*) Periodista
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