Educación: un derecho frecuentemente vulnerado en las cooperativas
28 oct 2013
“Educar es sembrar la mejor semilla para obtener la mejor cosecha solidaria”
• Por: Hugo Álvarez Pally
La educación cooperativa, establecida como un derecho fundamental, debe estar inscrita en todos los estatutos, conforme manda la Ley de Cooperativas Nº 356 y a partir de ello, su cumplimiento es obligatorio. Sin embargo, a pesar de su importancia en algunas cooperativas los consejeros utilizan todo tipo de triquiñuelas para burlar la ley y vulnerar un derecho fundamental.
La carencia de fondos es uno de los pretextos más utilizados, pero contrariamente a lo que pregonan, sobra dinero para gastos insulsos como incrementar sus dietas, gozar de canonjías y otras prebendas que pagan los socios tales como viajes a eventos turísticos con suculentos viáticos, cenas trabajo semanales, etc., etc.; gastos dispendiosos que como en el caso de Cotel - La Paz, han contribuido a la quiebra de la misma, según versiones de la interventora.
El desconocimiento del origen y la historia del cooperativismo, es una demostración de la incultura de los consejeros y la razón para no cumplir con este mandato. Ignoran por ejemplo la importancia que desde los Pioneros de Rochdale (1848), se asignó a la educación cooperativa. En los tiempos actuales, se han trastocado valores convirtiendo el cooperativismo en una aventura comercial, donde los que más se benefician generalmente son los consejeros de turno que en ocasiones descaradamente van tras los diezmos y comisiones.
Esta percepción ciudadana abarca a todo el sistema, pero se patentiza en algunas cooperativas de producción como la minera, donde es inocultable la mayor importancia que otorgan al negocio mercantil antes que a la educación cooperativa.
Este desprecio por la educación no solo ocurre en nuestro país conforme fue observado años atrás por J.P. Warbasse cuando afirmaba que: “…la educación de los miembros en el amplio significado social de la cooperación y de su filosofía, no ha progresado tanto como su aspecto comercial”, añadiendo a continuación que el éxito del movimiento cooperativo “depende de la educación impartida dentro de la misma sociedad”.
De ahí que será saludable para el movimiento cooperativo, cambiar de paradigmas y educar a la gente para que no siga creyendo que “la cooperación es asunto exclusivamente mercantil”. Una de las consecuencias de la carencia de políticas en educación, es la ausencia de control social y la fiscalización prácticamente desaparece. Estas prácticas oscurantistas, son fomentadas por consejeros autoritarios que tienen por finalidad ocultar las pérdidas económicas, inversiones mal proyectadas y gastos dispendiosos que finalmente desvalorizan las acciones y conducen a una inminente quiebra de la cooperativa.
La falta de educación cooperativa, induce a los directivos a cometer los errores de siempre y acrecentar sus vicios morales que alejan y espantan escandalosamente a los asociados provocando disgustos, desinterés y la inasistencia a las asambleas. A su vez, la comunidad ciudadana también se aleja y deja de creer en las bondades del sistema cooperativo. Es un daño irreparable.
Con una educación bien planificada y conducida, se benefician no sólo los asociados, sino también los trabajadores y la comunidad en general. Los consejeros aprenden a cumplir la ley, el estatuto, las normas internas y a desenvolverse dentro los cánones de lo moral y lo ético. Los funcionarios mejoran su relacionamiento humano con los socios y usuarios, así como elevan su eficiencia, honradez y tolerancia. La comunidad aprende a estimular el esfuerzo, a practicar los principios solidarios y a comprometerse e integrarse al sistema cooperativo.
Lastimosamente, determinados consejeros que administran algunas cooperativas, a pesar de los grandes excedentes que obtienen, no le dan a la educación la importancia que merece y lo ven más como un gasto que una inversión. No logran entender que la grandeza del cooperativismo se sostiene en la educación. Que en el presente significa un ahorro que a futuro redituará grandes beneficios. Es como una semilla de la que se cosecharan frutos para la familia, la cooperativa y la comunidad en general.
Recomendación: Los consejeros tienen que destinarle más tiempo y atención a la educación y asignarle un presupuesto acorde a su importancia. Cuando las cooperativas adecuen sus estatutos a la nueva ley, deberán considerar la creación de unidades o departamentos educativos, tal como sucede por ejemplo en Comteco, jerarquizándola mediante la contratación de personal idóneo que en lo posible sea asociado/socio de la cooperativa, a través de convocatorias públicas, eliminando la elección en asambleas amañadas, donde mediante “planchas” prefabricadas se cuotean los cargos, beneficiando a los adeptos de algunos directivos de turno, y en ocasiones en connivencia inclusive con socios de otras cooperativas.
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